Capítulo 31 Nacimiento de seis

500 48 0
                                    

Adelle vigilaba a Stefano a través de Àrtur Cox, su amigo y complice, sabía los horarios de llegada y salida, sabía que no faltaba mucho para el nacimiento del bebé de ellos.

— Adelle. Esto no saldrá bien. Ten mucho cuidado con lo que vas a hacer. ¿Estás loca sabías?

Salió una carcajada de los labios de Adelle que Ártur no le quedó dudas.

"Adelle es una mujer desquiciada y yo, ayudando a esta loca."
Se cuestionó mentalmente.

Y es que era tan inestable emocionalmente que confundía la realidad con la fantasía.

— Solo tendré al hijo de mi prometido, el debe regresar a mi lado.

Sonrió y miró a todos lados con un gesto que le confirmó a Ártur que su amiga no estaba bien.
Salió del lugar no sin antes darle una última mirada, no la vería más sería una locura de su parte ayudarla, Adelle ya no era la mujer de antes.

Los días pasaron convirtiéndose en semanas y así transcurrió un mes y medio.
Alessandro estaba en su despacho cuando escuchó el grito de Alexa en el piso de arriba.

—¡Álex! Rápido por favor, tus hijos ya vienen.

Alessandro corrió a su encuentro, subió las escaleras de dos en dos, llegó a la habitación y vio el líquido que corría por sus piernas.
— Tranquila amor. — Dijo con una calma que no sentía.
" Tranquilo, no estoy ¿Que hago?"
Se debatió en sus pensamientos, olvidándose de las clases de ayuda que había recibido.

Caminó de un lugar a otro.
Suspiró y trató de relajarse .

— ¡Te quieres apurar! ¡Carajo! Se Saldrán.

Corrió a su lado la tomó en sus brazos y la bajó como pudo para llevarla al auto.

—¡Date prisa Aless! No voy a aguantar, aaahrgg.

Sintió un dolor que arrancó un gemido muy fuerte.

— Ya mi amorcito aguanta un poquito más.
— ¡Nooo! no aguantaré más.

Gritó y apretó tan fuerte el brazo de Alessandro que terminó de clavando las uñas en su brazo. Alessandro no dijo ni hizo gesto pues imaginó que su dolor no sería tan fuerte como el que sentía su mujer.

Sin contratiempos llegaron al hospital, recibieron a Alexa para prepararla, Fabrizio llamó a Stefano para que avisara a la familia, y luego entrara a la sala para atender a los pequeños que estaban a punto de llegar. En menos de 40 minutos todos estaban en la sala de espera, mientras en la sala de partos, Alessandro sostenía la mano de Alexa para darle valor, valor que a él le faltaba.

Pasaron los minutos y las contracciones eran más seguidas y fuertes.
— Vamos Alexa, cuando te diga que pujes lo harás.

Y mientras Alessandro secaba el sudor de la frente de su mujer, sus pensamientos daban vueltas y se cuestionaba el mismo por qué jamás pensó que sería así de dolorosa la disque hermosa llegada de un bebé.

" Esto es terrible. Perdóname amor No te vuelvo a embarazar, sufres mucho y yo contigo, estoy a punto de.."

El llanto de su primer bebé lo sacó de sus cavilaciones. Dejó de apretar la mano de Alexa y miró embelesado a su primer hijo, Néstor Matteo, era hermoso, lo limpiaron y envolvieron en una manta color verde, se lo pusieron en sus brazos sintió que su corazón se salía de su pecho de felicidad.

Le dio un beso en la frente a su pequeño, miró a su mujer le sonrió y se acercó a ella, dio un beso en su frente y acercando a su hijo a ella, Alexa lo miró y sonrió, le dio un leve beso por que empezó con las contracciones nuevamente, el siguiente niño reclamaba atención, para que le ayuden a su llegada al mundo.
Alessandro dio el bebé a su amigo Stefano, para la revisión y atención del bebé y tomó nuevamente la mano de su esposa para darle apoyo. Tres minutos después ya estaba en los brazos de su padre el segundo bebé, Piero Valentino.
"Hermosos como su madre"
Pensó.
Pusieron los Bebés en brazos de su madre una cada lado, lágrimas rodaban por sus mejillas pero eran de felicidad.

— !Gracias mi amor! Gracias por hacerme el hombre más feliz, por darme estos hermosos hijos, te amo.

Dio un beso en los labios de su mujer y salió para que la preparen y luego pasarla a la habitación.

Mientras Pierina sentía molestias por la preocupación y emoción que sentía por su amiga, Stefano llamó para decir que estaba en camino pero su llamada calló al buzón.

Pierina sintió que su espalda baja era destrozada por un dolor tan fuerte, gritó y el paramédico llegó a su auxilio, llamaron a los médicos que estaban en la ambulancia y la trasladaron al hospital.

Stefano llegó a la mansión, se bajó del auto a toda prisa y corrió a dentro, Zuria no estaba ella era la encargada de recoger a Lugg, Ría estaba en la ambulancia con su niña Pierina, Stefano corrió al estacionamiento donde estaría la ambulancia y no la vio, marcó a Nana Ría, pero su celular sonó junto al de Pierina.

"¡Joder!" Salió de la casa y corrió a su auto marcó el número del doctor y por fin este le respondió que estaban de camino al hospital, colgó y marcó el número de su tío.

— Tio. ¡Al hospital pero ya! Los bebés se adelantaron a la fecha de la cesárea.

Dio el mensaje colgó y corrió como si su vida dependiera de esa cartera. Llegó y estacionó el auto, salió como un rayo al interior del hospital, pasó a toda prisa los protocolos de desinfección y ya estaba a lado de su esposa.

— ¡Amor! Tranquila estoy aquí todo estará bien.

Dijo tomando su mano y besando los labios en un roce.

— Tengo miedo pero estoy feliz, está vez estaré consciente de la llegada de nuestros hijos. — Dijo con lágrimas en los ojos.
— Tranquila amor. Todo saldrá bien, en menos de lo que imaginas tendremos a nuestros pequeños en brazos.

El médico preparó y anestesió a Pierina, la colocaron en la posición adecuada para proceder a la intervención.
Stefano estaba pendiente de cada movimiento, de cada procedimiento, hasta que los dos primeros bebés nacieron  les hicieron las manipulaciones y el primer bebé que lloró, era el mayor un minuto después lloró el segundo, eran unos hermosos barones, dos minutos después eran las niñas las que lloraban en diferencia de minuto y medio entre ellas, eran hermosas pelinegras como su madre, y con esos ojos azules del padre.
Preparaban a Pierina para llevarla a la habitación, mientras los bebés eran llevados a la sala de neonatología en una termocuna para cada uno de ellos y mantenerlos en observación por lo prematuros que eran.

Mientras en las sombras y como si fuera una simple mujer de limpieza, la locura en persona rondaba las instalaciones del hospital. Adelle estuvo pendiente de todo lo que ocurría en el lugar.

— ¿¡Cuatro!? No puedo creer que cuatro hijos en un solo parto. Solo uno Stefano, solo uno quiero para que estés conmigo.

Una carcajada desquiciada se escuchó en el pasillo, caminó al área de limpieza, he hizo una llamada.

— Prepara todo, ya nacieron.

Piero Valentino y Néstor Matteo Berlusconi Leroux.

Xander Dominik, Adrián Alonzo, Adara Raphaella y Amarantta Cristea Pierre D'Alessio.

PEDACITO DE CIELO, Un Amor Sin ADN. Libro #1 De La Saga Cielos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora