Capítulo 38. Nueva historia de amor.

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Stefano y Pierina estaban sentados frente a una mesa donde esperaban por Adell.
Pierina se escuchaba los latidos de su corazón, no quería estar ahí, no era un tema a tratar en su presencia, aunque estaba involucrada por el secuestro de su hija, sentía que no era ese su lugar y momento.
Si estaba ahí era por Stefano.

Se acercó a ellos el doctor, explicando el estado mental de Adell, los episodios de locura que presentaba.

— Señores Pierre. Saluda con un asentimiento de cabeza.

— ¡Doctor!  Respondieron al unisono Stefano y Pierina.
El médico se acercó a ellos i dictando con los expedientes clínicos de Adelle.
— Doctor, di estamos aquí es por que ella pidió verme. No me interesa nada de ella. — Stefano se pudo de pié para salir del lugar.

— Amor. Escuchemos lo que el doctor tiene que decir. Por favor. — Pidió Pierina.

— Bien estos son lo registros médicos de la paciente Fischer.
— La paciente Adelle Fischer presenta un cuadro de trastorno psiquiátrico de ansiedad, trastorno de pánico y depresión que la lleva a la bipolaridad.

— ¿Qué significa? Doctor. — Preguntó Pierina sintiendo lástima por quién la hizo pasar la peor pesadilla.

— Que ella a sido sometida a presiones muy fuertes, está a un paso de la locura, pero si la tratamos ella puede recuperar la paz mental. — Explicó el psiquiatra.

— Por favor es necesario tratarla lo más pronto,  ella tiene episodios de alucinación en medio de su realidad. No es agresiva, al menos no aún.

Dijo el doctor poniéndose de pié para llevarlos a la habitación donde verían a Adelle.

Cinco minutos después vieron que venía con una bata blanca y con las manos esposadas. Pierina se puso de pie tomó su bolso.

— Te espero afuera cariño. — Dio un beso y se dispuso a salir.

— ¡No te vayas!.

Una voz detuvo su paso en seco, giró sobre sus talones y la miró.

— Tu y yo no tenemos nada que decirnos Adelle, tengo a mi hija es lo único que me importa.  Pierina no quería parecer dura, pero verla le recordaba la a gusta vivida por la desaparición de di pequeña.

Dio dos pasos más y.

—¡Por favor! Solo un momento.—  Pidió en tono suplicante.

Pierina apretó los dientes, cerró los ojos y caminó hacia donde estaba la silla y se sentó.
La Adelle que estaba frente a Stefano no era la mujer que dijo amar alguna vez, miró sus ojos había tristeza en ellos.
Adelle miró a Stefano apretó sus labios haciendo una fina línea en ellos, suspiró cerró los ojos.

— Stefano, gracias por venir  ¿Con quién dejaste a mi hija?  — Preguntó y Stefano frunció el ceño.

— ¿¡Que estás diciendo Adelle!? — Espetó algo incómodo.

Miró sus ojos y lágrimas salían de ellos, su mirada se perdió en la nada.

— Ella se llevó a mi hija. — Señaló a Pierina.

— ¿!Adelle!?.

Stefano creyó por un momento que estaba jugando, pero verla enredar el cabello en sus dedos y reír con sus ojos llenos de lágrimas.

— Amor, nuestra hija la tiene ella. — Siguió diciendo Adelle con los ojos enrojecido. 

— ¡Adelle! No. — Stefano la interrumpió

— ¿!No!?  ¿Por qué? — Pregunto.

— No puedo con esto Stefano.  Dijo Pierina levantándose de su lugar.
— Te espero afuera.
Caminó hacia la puerta, pero nuevamente estaba deteniéndose ante el llamado de Adelle.

PEDACITO DE CIELO, Un Amor Sin ADN. Libro #1 De La Saga Cielos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora