Capítulo 36. Enfrentar el pasado .

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Una semana transcurrió, Stefano estaba de regreso a la mansión, Alessandro y su familia volvieron a su residencia, todo estaba volviendo a la normalidad los cuatrillizos estaban en sus habitaciones y Luggina cada mañana antes de ir al colegio, pasaba a mirarlos.

— Se portan bien mis niños. Vuelvo pronto para jugar con ustedes .

Dio un beso a cada uno de ellos y salió bajo al comedor para tomar su desayuno, mientras sus padres estaban en la sala de star.

— Ya estoy lista papá.
—  ¡Bien! Te......
—  ¡Bien! Te....

Los dos respondieron al mismo tiempo, se miraron y luego a Luggina que se carcajeaba por la disputa de sus padres.

— No estás aún en condiciones de salir recuerda que estás en reposo. Mientras yo me aré cargo de Lugg.
Le ordenó Alessandro a Stefano.

— No te acostumbres a mi reposo Alessandro. —  Dijo con una sonrisa mirando a su pequeña.

— Solo recuperate y vuelve a lo tuyo.

Dijo levantándose y tomando la maleta de colegio de su hija y despidiendo se.

— Adiós papá, adiós mamá, los veré luego.
Se despidió Luggina de su padre y de su madre que llegaba en ese momento
Salieron rumbo al colegio.

— Stef. Hoy será juzgada Adelle  ¿Estaremos presente? —  Preguntó Pierina abrazando a Stefano y besando suavemente sus labios

— Si tú deseas ir, lo haremos.
—  La verdad. No. No deseo estar presente  ya tengo a mi hija y Adelle ya no es un peligro para nadie.

Stefano acarició su mejilla y puso un mechón detrás de su oreja.

—  Nunca más pondré en peligro a mis hijos, a ti. 

Se unieron en un tierno beso.

Por otro lado

Donatello decidió recibir a Alessandro, un encuentro que la vida les tenía preparado y que ahora era tiempo de romper con todo o recuperar esa vieja amistad interrumpida.
Se reunirían para aclarar y sacar todo lo que tenían dentro. Eran heridas causada sin intensión, por qué el quería a su hermano,
Alessandro siempre sintió pesar por todo aquello que los separó, compartían todo menos a la mujer que amaba, Donatello fue el elegido por ella, y él respetó esa decisión.
Pero una mala jugada separó a Donatello de Pierina sin una posibilidad de volver y el término unido a ella de por vida. Una hija.

Alessandro llegó y aparcó su Lamborghini en el estacionamiento, apretó el volante sentía esa presión en el pecho, su corazón latía fuertemente no sabía la reacción de su amigo su hermano suspiró profundo y salió, camino a paso firme llegó a la puerta y esta se abrió.

— El señor Rinaldi lo espera en el despacho.
Dijo Dora guiando lo al lugar. Tocó y escuchó la orden de pasar.

—  ¡Adelante! —  Ordenó Donatello, pues ya sabía de la llegada de Alessandro.

Alessandro abrió la puerta y lo vio sentado en detrás de su escritorio.
Se miraron, Donatello se puso de pié, caminó rodeando el enorme escritorio, se acercó a Alessandro lo saludo con un apretón de .ano,  le señalo el asiento y caminó en dirección al minibar, sirvió dos vasos de whisky y volvió al lugar.
Le ofreció y Alessandro lo acepto, bebió un sorbo.
Suspiró..

— ¡Bien! Gracias por recibirme Donatello.

—  Nos debíamos está conversación Alessandro.

La tensión se podía cortar con cuchillo. Bebió todo el contenido de su vaso y continuó.

— Tarde años en buscarte, no fue fácil por eso tarde en hacerlo, luego también por que estuve muy ocupado, la familia ya sabes, los hijos, el trabajo.

—  No tengo familia Alessandro,
Kiara desapareció con mi hijo.

Sus palabras fueron interrumpidas por Alessandro.

— ¿Tienes un hijo!? — Medio sorprendido preguntó.

— ¿¡Pierina nunca te contó!?

Alessandro negó con la cabeza sin proferir palabras.
Y entonces comprendió que jamás volvió a ser tema de conversación entre Pierina y su amigo.

¿Lo olvidaron?  ¡No! No lo olvidaron, simplemente el era pasado y no tenía cabida en el presente de ellos hasta Ahora.
Alessandro explicó todo lo que ocurrió en su vida después de despertar.

— Desde que regresé a buscar respuestas de lo ocurrido, descubrí que era el padre de la hija de Pierina  y el tema se desvió. Quedó en el olvido.

— ¡Comprendo! — Respondió un decepcionado  Donatello. Pero continuo.
— Te dieron por muerto  y yo estuve a punto de casarme...

Contaron todo lo vivido por cada uno ellos, la tensión fue desapareciendo poco a poco y el ambiente se volvió más llevadero.
Pasaron horas charlaron cosas triviales y de futuros proyectos para trabajar juntos.
Alessandro se despidió dejando una invitación para un almuerzo de domingo

—  Recuerda que quien no quiere ser encontrado aún que lo puedes tener muy cerca y no lo vez, búscala, busca a tu hijo empieza nuevamente desde donde te llamaron para darte la prueba.
Quienes fueron las mujeres qué estuvieron de parto esos días.

— ¿¡Otra identidad!?
— ¡Exacto! Bajo otra identidad pudo llegar ahí.

Se despidieron con un abrazo, y se fue con la tranquilidad de haber recuperado su amistad de toda la vida.

Donatello volvió a sentarse miró una foto de una ecografía, era lo único que tenía de su hijo, un hijo que tenía nueve años sin ver. Tomo su teléfono y llamó nuevamente al detective, le dió datos para que empezará a buscar nuevamente.

Con esa nueva ilusión, tomó su gabardina las llaves de su Bugatti y salió.
Estaba frente a los portones de la mansión D'Alessio, hoy era el día, día de revelaciones y perdón tenía que cerrar ciclos para empezar nuevamente.
Pasó los portones bajó se su auto y caminó hacia la puerta tocó y fue atendido por la muchacha del servicio.

— ¿La señora de la casa?  —  Preguntó Donatello a la muchacha de servicio
— En el jardín con los niños. Un momento y lo anuncio.

Salió al jardín donde estaba Stefano y Pierina con su pequeños.

— Señora, el señor Rinaldi la busca.

Pierina sabía que se debían una conversación, pero no sé apuro a buscar el momento. Miró a Stefano y este la tomo por la cintura y la atrajo hacia él.

— Se deben este momento para seguir, sin sombras ni dolor. Dijo Stefano
— Ya no hay dolor, mis heridas están cicatrizadas y ¿sombras?  Mmm  ¿no! Estoy libre y feliz mi amor. — Respondió una Pierina segura de si misma.

Unieron sus labios en un profundo beso. Se giró le dió la orden .

—  Dile que pase, por favor.

La muchacha salió a decir que podía seguir, Donatello siguió conocía muy bien el camino. Stefano salió para dejarlos a solas era algo en lo que él no estaría presente.

Donatello llegó al jardín y vió como Pierina jugaba con sus bebés.

" Se ve muy hermosa en ese roll de madre" Pensó.  Y luego.

" Siempre lo fue, si no hubiera ocurrido todo aquello esos cuatro bebés fueran tuyos y la pequeña Lugg te llamará padre."

" Basta! Las cosas son como tenían que ser."

Le reprochó a su vocesita interior llamada conciencia.
Caminó a paso lento con sus manos metidas en los bolsillos.

— ¡Hola! Pierina.

Pierina le puso rígida como una cuerda, una cosa era lo que sentía y otra muy distinta enfrentar el pasado lleno de dolor. Se giró lentamente y se quedaron frente a frente, sus ojos se encontraron sintió un leve temblor apretó sus puños a los costados de su vestido. Suspiró y una leve sonrisa se dibujó en sus labios.

— ¡Hola! Donatello.

PEDACITO DE CIELO, Un Amor Sin ADN. Libro #1 De La Saga Cielos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora