Capítulo 3. Alessandro

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Donatello y yo, hemos sido amigos desde la universidad técnicamente desde que teníamos quince años, nos volvimos inseparables, siempre lo consideré mi amigo y mi hermano, el hermano que nunca tuve.

Cuándo conocimos a Pierina, los dos nos sentimos muy atraídos por ella, pero así es la vida, ella se fijó en él, tubo ojos para él, y su amor fue para él, y así es el amor, el amor es ver a la persona que amas feliz, aunque no sea junto a ti y es así como he vivido todos estos años amando a Pierina en silencio y viéndola feliz junto a mi hermano su felicidad es mi felicidad.

En la fiesta.
Todo marcha bien la fiesta que ha organizado Kiara para la despedida de los novios de su soltería, tragos van tragos vienen y así llegamos hasta el punto en el que me encuentro muy mareado siento que la visión se me borra, llego a la habitación tengo los ojos cerrado me tiro en la cama, y de pronto siento como empiezan a tocarme, estoy quemando en deseo y el calor que siento en mis entrañas, es tan fuerte, que me dejo llevar por los besos y gemidos que escucho de ...

— !Ahh! Pierina"

Pronuncio en un gemido y no puedo más cedo a este torrente de pasión y entrega.

Al amanecer despierto con tanto dolor de cabeza, masajeo mi cien y trato de levantarme y sobre mi pecho están las manos y ese aroma a Jazmín muy propio de ella, me sobresalto al verla desnuda dormida entre mis brazos.

—¡No, no, no puede ser que hice!  — Pronuncio en un susurro.

Se levantó a la velocidad de un rayo, se vistió y salió como si siento de demonio lo persiguiera, estaba confundido, no recordaba nada, nada de lo sucedido y es que no podía creer que se había acostado con la novia, la prometida de su mejor amigo, de su hermano, no había explicación, nadie le daba una jodida explicación...
Subió en su coche y apretó el volante tan fuerte que los nudillos se tornaron blanco, manejó a toda velocidad sin saber a dónde ir, confundido y con la mente en blanco llego al aeropuerto, estacionó su carro y bajó su cabeza al volante, no podía creer lo que había hecho, no concebía semejante traición de su parte, una traición que fue involuntaria, provocada por alguien, jamás se imaginó, que sería la mejor amiga, de la prometida de su hermano ...

Llamó a la tripulación para que prepararan el avión privado, tenía que salir de ahí de inmediato, no soportaría mirar a la cara a su hermano y a su amiga jamás.

Jamás volvería a verlo a los ojos, no podría hacerlo. ¿Cómo podía hacerlo?
De lo que había vivido y no recordaba la única certeza que tenía era haber despertado entre los brazos de Pierina. ¿Que podía hacer?
Nada... esa mujer a quien amó, deseó desde el momento en que la vio, fue suya, sin haberlo planeado, paro con la certeza de que jamás, jamás se enteraría de que lo fue, sería su secreto...

El teléfono sonó más de una ves, el identificador refleja a Donatello, lo miró, pero no respondió, con todo el coraje lo lanza al suelo. Salió del auto con el cabello despeinado la camisa a medio abrochar, por fuera del pantalón y las mangas a los codos y la gabardina am mano. No era el hombre que solía ser.

Caminó por los pasillos que lo llevan al hangar privado...
Subió a su jet y a pesar del mal clima que se pronosticaba y avecina, partió de Italia rumbo a Moscú, de dónde jamás, jamás regresaría, pero jamás nunca se imaginó que el destino, le depararía una terrible tragedia que lo postraría en la cama, por muchos, muchos años

El joven magnate y heredero del imperio Berlusconi, muere en un terrible accidente aéreo...

Fueron las últimas noticias, se escucharon de su amigo del alma, de su hermano...
Alessandro fue trasladado al ala sur de la mansión Berlusconi, acondicionada como área hospitalaria, para su no muy pronta recuperación fue declarado en estado de coma.

Cuatro semanas después,.

Donatello estaba dándose de cabeza contra los palos por la noticia del embarazo de Pierina.

Habían dado a su amigo por muerto, su novia embarazada de este, solo quedaba Kiara la única que sabía de tan grande y vergonzosa verdad, erróneamente pensó que por amor y consideración a su amiga y con mucho dinero callaría, él se casaría con Pierina y criaría a su hijo o hija como suyo y ella jamás se enteraría de la verdad porque se encargaría de borrar toda prueba de aquella noche, su hijo sería un verdadero hijo de Donatello Rinaldi...

Tres horas antes de la boda.
Me encuentro en el despacho con mi padre, estoy muy nervioso, intranquilo con una sensación en la boca del estómago, no sé si son los nervios por la boda o acaso es un mal presentimiento, mi padre me da un trago de whisky.

—  Tranquilo hijo, es normal que estés ansioso, yo también estaba nervioso cuando me iba a casar con tu madre.
— Gracias papá por tu apoyo. Por todo.
— Estoy muy orgulloso de ti hijo y mi nieto será como su abuelo.

Trago el nudo que se forma en mi garganta al escucharlo decir sobre su nieto, unos golpes en la puerta nos sacan de nuestras cavilaciones.

— Adelante. — Dice mi padre.mirando a la puerta y veo a Kiara con una sonrisa en sus labios que me da escalofrío, solo de imaginar que hace aquí ...

Si se supone que debería estar con Pierina, por ser su dama de honor..

—¡Hola! señor Rinaldi, Donatello.

Dice en modo de saludo, vengo para llevar al novio a la iglesia.

Dice refiriéndose a mi padre, este bebé todo su trago deja el vaso sobre el escritorio sale del despacho y se marcha con mi madre a la iglesia,

Kiara me entrega unas hojas, las ojeo y veo que son los resultados de una prueba de embarazo.

— ¿Qué significa esto? — Pregunto.

— Son los resultados de lo que ves, vas a ser hacer papá, tendrás tu propio hijo, nuestro hijo.

— Caigo de un solo al asiento, tras de mí. ¿Esto es una jodida broma? — Por Dios que lo sea.
—  ¡Esto no puede ser verdad!

Digo tirando las hojas por el pecho de ella.

— Lo es, es mucha verdad y no puedes casarte con ella, No, no puedes dejar a tu hijo.

Me meso el cabello el cuál estaba impecable mente peinado, camino de un lado a otro..

—  Esto, no puede estar pasando. — Digo con los dientes apretados...

—  Pues si, fíjate que si, está pasando y no, no puedes casarte con ella.
— Donatello, estoy esperando un hijo tuyo. ¿ Nos dejarás para criar al hijo de otro, le darás tu nombre y amor a otro, mientras que al tuyo lo abandonarás?..

¿En qué momento se me complicó todo?...

Grito lleno de frustración.

Alessandro Berlusconi.

PEDACITO DE CIELO, Un Amor Sin ADN. Libro #1 De La Saga Cielos EternosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora