Cinco días transcurrió desde el nacimiento de los bebés Berlusconi y los bebés Pierre.
Alessandro, llevaría a la mansión a su esposa y sus hijos, ya con el alta expedida por el médico y el pediatra.En ese tiempo Stefano acondicionó el ala sur de la mansión, como área de neonatología con todo los implementos necesarios para darle la atención requerida a los bebés, con un personal de médicos y enfermeras para atenderlos.
Ya todo estaba preparado en las ambulancias, para el traslado de los bebés, en cada una de ellas, nadie predijo que ese día perderían a la más pequeña de los Pierre, Amaranta Cristea, era la menor de los cuatro. Los bebés eran llevados por cada enfermera y la enfermera que llevaba a la pequeña Amaranta Cristea, subió al otro ascensor, marcó PB el ascensor bajó, llegó al piso, salió lo más rápido que pudo y se desvió de los pasillos llevándola al área de limpieza, y la entregó a la mujer que le dió mucho dinero por ese trabajo sucio, Adelle, entró al ascensor nuevamente marcó ST, llegó salió del ascensor y corrió por las escaleras de la parte de atrás, dónde las esperaban una camioneta y salieron del hospital.
Mientras Stefano marcó a Mericci para decirle que estaba todo listo para el traslado de los bebés y que ya podía traerlos.
— Ya la jefa de piso y cuatro enfermeras los llevan, Stefano. Yo voy en un momento estoy firmando mi egreso.
— ¡Bien! Espero en la sala.Después de cinco minutos se abrieron las puertas del ascensor y llegaron los dos primero,Adriano Alonzo y Xander Dominik.
Los médicos los ubicaron a cada uno en las ambulancias y esperaban por las niñas, en ese momento se abrieron las puertas nuevamente y solo apareció la jefa de enfermeras y una de las termocuna con Addara Raphaella, la tercera de los cuatro y la primera de las dos, Stefano miró el ascensor y no se abrieron las puertas. ¿Donde estaba su pequeña hija?. Caminó hasta la jefa de enfermeras y...— ¿¡Dónde está mi hija!?
Preguntó Stefano sintiendo que su corazón salía en cualquier momento de su pecho.
La enfermera en jefe miró al ascensor y luego marcó en número de la enfermera que traería a la pequeña Amaranta Cristea, marcó varias veces obtener sin repuestas.
Todo se volvió un caos, buscaron en todos los pisos del hospital, habitación por habitación sin tener resultados.
En un momento de desesperación, Stefano llevó sus manos a su rostro en un gesto de preocupaciónAlessandro, se acercó a Stefano, se ofreció a llevar a los bebés a casa, no podían estar tanto tiempo en las ambulancias, él se encargaría de llevarlos a su destino.
— Tranquilo hermano, todo saldrá bien, ya verás que la encontraremos.
Dijo Alessandro poniendo una mano en su hombro, en señal de apoyo.
— Llévate a los niños y por favor cuida de ellos y de Pierina, yo volveré en cuanto tenga noticias.
Renzo ya tenía desplegado un ejército de hombres al igual que Renato, buscarían hasta debajo de las piedras.
Mientras Adelle, conducía como si cientos de demonio la siguieran, Artur ya le tenía acondicionada la pequeña casa en las afuera de la cuidad donde se quedaría.
Salió de la carretera principal y cogió una de tierra para llegar, se adentró tanto que sería difícil que dieran con ella.Llegó a la cabaña y colocó a la pequeña en la termocuna, la miraba, era tan pequeña y tan blanca su piel arrugadita, acarició su manita su cabellos negros, se removía en su cunita era como si sintiera que ese no era su lugar, lloró, necesitaba de su alimentación y Adell se lo dió en su biberón.
— Ya mi pequeña, papá pronto estará con nosotras él vendrá por ti y por mí.
Toma tu alimento pequeña pronto estarás fuera de esta cuna.La pequeña Amaranta tomó su fórmula y durmió. Adelle la dejó cubierta y salió de la habitación.
— Artur. Tienes que irte y mantenerme informada de todo ¿conectaste las cámaras de seguridad?
— ¡Si! Ya todo está como antes, solo un pequeño cambio pero todo conectado.— Bien ahora vete y me llamas cualquier cosa .
Ártur salió de la cabaña subió a su auto y salió del lugar.
En la mansión D'Alessio, Pierina esperaba ansiosa a sus hijos, llegaron las ambulancias una tras otra, pero su cuerpo se tensó y no le importó el dolor que sintió y salió casi corriendo, al encuentro de Alessandro al verlo llegar tras de la última ambulancia.
— ¿¡Dónde está la otra ambulancia!? ¿O acaso están juntas? ¿Dónde está Stefano?
¿Mi padre. Y Renzo.?
¡Dime Alessandro! No te quedes callado.Dije agarrándole de la solapa de su camisa. Quería saber de mi hija el porqué no está llegando con sus hermanos.
Alessandro tragó en seco con tantas preguntas que Pierina disparaba en su cara. Cómo decirle tan triste noticia de que su pequeña Amaranta Cristea, estaba desaparecida, él jamás quería darle noticias tristes a su amiga, pero ahí estaba sin saber cómo empezar.
— Pierina. Tu hija. Amarantta Cristea está desaparecida.
Pierina se llevó una mano a su boca queriendo ahogar ese grito que pronunciaba en salir sin pedir permiso.
— ¿¡Que carajos me estás diciendo!? Si es una broma es de muy mal gusto, Alessandro.
— Que más quisiera yo, que me golpees por una maldita broma de mal gusto. Pero no lo es querida, tu hija mi sobrina está desaparecida.
El grito de esa madre fue desgarrador, sintió que se le iba el alma sin saber dónde. Lloró tanto Alessandro la tomó en brazos la llevó a la habitación para tratar de calmarla, una calma que nadie sentía
Subieron las tres termocunas y las ubicaron en la habitación ya conectada a las máquinas que valoran su estado.
Pierina marcó y marcó a Stefano sin obtener una respuesta."¿Dónde carajos se metió? ¿Por qué no responden?>
Caminaba de un lado a otro mientras se cuestionaba la falta de noticias de Stefano.— ¡Dios! siento que voy a enloquecer. — Su desesperación era tan grande, que de sentía impotente ante semejante desgracia.
— ¡Tranquila! Ya la están buscando los hombres de tu padre, de Renzo y los de mi familia están ayudando.
— Siento que no es suficiente Alessandro. ¿Mira la hora que es? Y ni una llamada.
Alessandro se acercó a ella y la abrazó, era un abrazo de esperanza, reconfortarse y tranquilizador, pero eso era algo que estaba lejos de sentir.
Stefano se daba contra los palos, sentía culpa, estaba desesperado por encontrar a su hija y el no tener resultados lo enloquecía.
— Padre. Contrata a la mejor agencia de investigación, toda con su personal para buscar a mi hija.
Pidió Stéfano a su padre— Renato contrató la agencia de Luiggi Lombardy, es la mejor en toda Europa la encontrará, la encontraremos hijo, mi nieta va aparecer.
— Eso espero padre. Por que de lo contrario no se con que cara llegar a darle la noticia a mi mujer.Stefano salió del despacho de su padre miró su celular y vio que no tenía batería, subió al auto y salió rumbo a la mansión.
Recorrió las calles mirando de un lado a otro, no quería involucrar las autoridades, encendió su teléfono y le llegó un mensaje de número desconocido.Recibido de número desconocido.
"¿Quieres a tu hija?
Pues debes pagar el precio.
Y si alertas a la policía la recibirás en diferentes partes.
Vas a pagar por lo que me hiciste Stefano Pierre."Stefano apretó el volante tan fuerte que sus nudillos se tornaron blancos, al mismo tiempo que tensaba sus dientes al punto de sentir dolor.
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PEDACITO DE CIELO, Un Amor Sin ADN. Libro #1 De La Saga Cielos Eternos
Lãng mạnPEDACITO DE CIELO Un amor sin ADN Stefano Pierre. Un doctor en pediatría, soltero sexy, y apasionado . Tras la traición de su prometida regresa a su Roma natal, dónde el destino le tiene preparado un encuentro con el verdadero amor que viene con e...