No podía dormir. Casi toda la noche me dediqué a mirar el techo y a pensar en soluciones para la situación que tenía entre manos.
Belén sí durmió toda la noche, supuse que por el cansancio que le daba el embarazo. Si así era apenas en un mes, me imaginaba cómo sería cuando su panza creciera.
Mi mano se movió sobre su piel. A pesar de la preocupación, no podía dejar de tocar su vientre. No se sentía nada, incluso podía ignorar un poco lo que era esa pequeña curvatura en su piel, pero ahí estaba. Mi esposa estaba esperando un hijo mío.
Le había dicho que no se preocupara, pero por dentro yo sí estaba algo paranoico por la presión de la luna azul. Belén podría estar a solo un mes, pero era de conocimiento común que la luna azul inducía muchos embarazos, se daban abortos y muchas muertes también de madres.
Puede sonar cruel, pero temía más por la vida de Belén que por la de mi hijo, a fin de cuentas, no lo conocía y a Belén la amaba. No decía que no quisiera a mi bebé, pero con ella podría tener más hijos, pero nunca tendría otra Belén. Me daba mucho miedo, muchísimo, que Belén pasara su parto por esa luna, lo que me daba tranquilidad es que el bebé viviría, pero ¿lo haría también ella?
Además, estaba el tema de la casa y de la crianza. Yo quería que Belén terminara sus estudios, pero el sueldo que me estaba dando mi padre era por el tiempo que pasara en la constructora, así que ni siquiera podía considerarlo un sueldo. Para entrar a formar parte activa de la nómina necesitaba sacar mi carrera. Se me ocurrió que quizá por el tiempo que durara estudiando, Belén podía pasar el resto de su embarazo y cuidar al bebé, luego, cuando ya estuviera yo trabajando fijo en la constructora, ser yo quien los cuidara. O pedirles ayuda a nuestras madres, pero quería —necesitaba— que Belén terminara sus estudios.
Durante toda la noche le di vueltas a la situación y llegué a la conclusión de que sí sería mejor hacer así. El dinero que dejaban las acciones era bueno, pero no quería solo vivir de él y el bebé necesitaba atención y cuidados. Hice cuentas y con el dinero que nos entraba sí podíamos pagar una renta, porque no le daría a Belén una casa que no fuese de su gusto, también podíamos mercar y comprar algunas cosas para el bebé, la mayoría. Si la constructora seguía recibiendo más dinero, era posible que nos alcanzara para más, pero debíamos guardar por mucho tiempo lo que recibiéramos y eso quizá era malo por los imprevistos.
Pero era la única forma segura.
También podía poner en renta el apartamento, aunque tenía en mi contra que los acabados generales de la torre no estaban acabados, aunque el apartamento ya estuviera listo. Podía intentarlo, eso también sería un buen ingreso.
Me pondría a buscar con Belén casas para poder traer a la vida a nuestro bebé.
Sonreí un poco cuando caí en cuenta de que ya estaba incluyendo a una personita no nacida en mis planes a futuro. Volví a acariciar el vientre de Belén, solo que ella se removió y cambió su posición para quedar de espaldas a mí. Igual mi mano siguió sobre su cuerpo, incluso aproveché para jalarla hacia mí y enterrar mi nariz en su cabello.
Ya no podíamos hacer nada. El pan ya estaba en el horno, solo quedaba esperar a que el bebé naciera con bien y dejara a su madre intacta.
Mientras seguía acariciándola me preguntaba qué sería, si sería Alan o sería Charlotte. Ya la hechicera nos había dicho que sí tendríamos un hijo, pero no especificó si sería el primero, solo nos confirmó que se llamaría Alan.
Alan Lee Saavedra... quizá deberíamos buscarle un segundo nombre, porque casi nadie usaba el segundo apellido y solo con el Lee quedaría muy corto.
La caricia que estaba brindándole me arrulló a mí, así que dormí un poco hasta la mañana siguiente. Faltaríamos a clase para ir a sus exámenes. Me volvía un poco paranoico por sus síntomas, no quería que ella se enfermara o que de pronto sufriera algo diferente a lo normal en un embarazo. Podría esperar al fin de semana, pero apenas empezábamos una y sabía que no sería capaz de descansar y estar tranquilo pensando en la salud de Belén.
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Luna creciente (Precuela Cantos a la Luna)
WerewolfBelén Saavedra no creía que su amor por Adrián Lee fuese correspondido, después de todo ella era solo una chica diminuta, débil mientras él era parte de la segunda familia más importante en su manada. Adrian sabía que su compañera en algún momento a...