CAPÍTULO 10| Adrián

868 67 0
                                    

Al sentir el olor de Miranda entrando a la cafetería levanté la mirada, esperando ver a Belén a su lado, pero estaba sola, sonriendo hacia Kyle.

—Sí es ella. —Lo escuché decir.

Sus palabras no me importaron, no cuando por casualidades del destino Miranda analizó la mesa y la sonrisa que llevaba se perdió para mirarme. Ese gesto fue suficiente para mí.

Me levanté, sintiendo que la ira volvía a construirse dentro de mí. No corrí, aunque sentí que lo estaba haciendo por la fuerza de mis pisadas.

—¿Dónde la dejaste? —pregunté al pasar por el lado de Miranda. Ella me siguió.

—Estábamos en los jardines traseros. Le dije que viniera hacia ti, algo debe haberla retrasado.

—O alguien —murmuré entre dientes.

Alguien más venía a nuestro lado. Por el rabillo del ojo vi a Kyle intentando hablar con Miranda, aunque ella levantó un tanto la voz para decirle que no era el momento.

Al llegar al lugar donde Miranda dijo sentí que el aire se comprimía dentro de mí al ver a Ralph golpear la pared al lado de Belén mientras le gritaba. Julia, como era de esperarse, también estaba ahí, riéndose como si la situación fuese de verdad graciosa.

Belén tembló. No hice nada por ella porque debía ver hasta qué punto llegaba todo.

Pero no permitiría que la tocara. Por eso, cuando levantó solo un segundo después su mano que iba directo al costado de Belén, me metí en la conversación.

—Interesante conversación —desafié. No sé como Julia y Ralph, teniendo sus sentidos muy desarrollados, no sintieron mi olor cerca, pero lo agradecí.

Belén jadeó, dejándose caer en el suelo. No fui hacia ella, en cambio dejé que Miranda se acercara a su amiga para sostenerla.

El color se fue del rostro de Julia y su hermano. El último me causó mucha más ira que la primera. ¡Belén era una chica, por todos los cielos! ¡Y no una cualquiera, era débil a comparación de él!

—Los quiero fuera de la manada —mascullé cerca del rostro de Ralph.

—Solo el alfa puede sacarnos —respondió, intentando aparentar tranquilidad. No me pondría a pelear con ellos, aunque lo quisiera hacer. En ese instante se me ocurrió una idea.

Señalé a Belén, ya de pie al lado de Miranda y Kyle.

—La vuelven a tocar y pueden darse por muertos.

—¿¡Qué!? ¿Eso es todo? —inquirió Miranda, por completo indignada. Apreté el puente de mi nariz, conteniendo mi enojo para no explotar, solo que hacerlo estaba dándome dolor de cabeza.

—¿Pueden dejarme solo con Belén unos momentos? —bramé. Belén se sostuvo del brazo de su amiga. Sin embargo, su expresión me decía que sabía que no se salvaría de esa.

Kyle se llevó a Miranda a pesar de los esfuerzos de ella por quedarse. Me crucé de brazos frente a Belén, quien solo me miró con sus mejillas a fuego vivo.

—Adrián...

—¿Estabas esperando que te golpeara? ¿No te ibas a defender? ¿No harías nada? —interrumpí lo que fuese a salir de sus labios.

—No habría servido de nada, solo que se enojaran más.

¡Enojado estaba yo!

Mis dientes rechinaron cuando los apreté más. Volví a apretar el puente de mi nariz, cerrando mis ojos, intentando no decirle nada hiriente.

Luna creciente (Precuela Cantos a la Luna)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora