capitulo 8

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Miro su mano en mi brazo, después sus ojos, él me miraba fijamente también.

“¿Pasa algo?”

Él parece un poco dudoso antes de responder.

“¿Te puedo acompañar a tu casa?”

Me sorprendio su pregunta y a la vez el que me quiera hacer compañía. Por lo general, nunca nadie se a ofrecido a algo así. Mis clientes siempre me dejaban en la habitacion a la que íbamos, cuando querían tener sexo conmigo, y una vez dado el servicio, se iban.

“¿Quieres que te acompañe?”

vuelve a preguntarme más cuidadosamente. Regresando mi atención a él.

“Sí, me gustaría que me acompañes. Pero hay un detalle…”

“¿Cuál?”

“No tengo donde vivir”

dije mientras bajaba la mirada avergonzada

Frunce el ceño “¿Cómo que no tienes donde vivir?”

Él me hace mirarlo, su tacto y la manera de preguntar fue delicada...

“Pues no” suspiro “No lo tengo.” continuo antes de que hable “Si quieres acompañarme, hay una posada a unas calles de aquí en la cual puedo pasar la noche.”

Él niega. “No, vamos a mi casa”

“¿A tu casa?” Lo miro sorprendida por su ofrecimiento. Él me estaba ofreciendo quedarme con él.

“Si.” dice tranquilo “No es seguro que vayas a un lugar así, con un montón de extraños.”

“Pues si nos lo ponemos a pensar, nosotros tampoco nos conocemos.”

“Es distinto.”

“¿Por qué?”

“Porque tu y yo compartimos un juego de muerte donde casi nos matan, y además, yo te defendi de aquel tipo. Creo que ya hay un poco de confianza.”

Sonrió ligeramente. “Y te agradezco por todo lo que has hecho por mí y, por lo que estas haciendo.”

“No me agradezcas. Vente conmigo.” dijo sin dejar de mirarme.

Ante su insistencia, no me queda de otra que aceptar.

“Esta bien.” él sonríe “Pero antes que nada, quiero que nos presentemos.” asiente sin dejar esa bonita sonrisa “Soy Eleonor Sandoval. Soy de Buenos Aires, Argentina y tengo 24 años.”
“Cho Sang Woo. Soy de Ssangmun-dong y tengo 46 Años.” extiende su mano para que la estreche.

Vaya… es mas grande que yo. Es mayor pero ¿cómo puede lucir así de bien?

Con una sonrisa tímida, acepto el apretón de manos.

“Entonces...ahora que nos conocemos, ¿vienes conmigo Eleonor?” pregunta sin dejar de soltarme

Me río ligeramente “Sí, vamos”

Comenzamos a caminar, y de la mano me había tomado de la muñeca para guiarme hasta dónde sería su hogar. Cuando nos detuvimos, vi que era un edificio, subimos las escaleras de este y entramos a su departamento, con una pequeña cocina y el comedor en la misma área, también tenia un pequeño sillon al lado del sofa, más al fondo había una puerta la cual me dijo era el baño y al fondo del pasillo estaba su cuarto.

“Creo que dormire en el sillon por esta noche.” avise alejándome de él y acercándome al sofa.

“No, mejor duerme en mi cama. Yo me quedaré aquí.” negó con la cabeza

“¿Cómo crees?” que me haya dejado quedar ya era mucho, como para ahora dormir en su cama “Es tu casa. Tú duerme donde debes, yo me acomodo en el sillón.”

“No, insisto. Yo puedo dormir en el sillón, tú ve a la cama.” parecía que no estaba dispuesto a aceptar un no como respuesta.

De alguna manera, él era bastante persuasivo. Suspire después de un momento de pensar en una posible solución. No podía dormir tranquila sabiendo que estaba en ese estrecho sillón.

“Mejor durmamos los dos en la cama.” Solté

Él me miró sorprendido por mi propuesta, y yo tambien lo estaba.

continué “Intento llegar a un acuerdo.”

“¿Estas segura de querer que compartamos cama?” preguntó cauteloso

“Sí, por supuesto.” dije intentando sonar lo más convencida posible.

“Bien.”

Sang Woo avisó que iría al baño y que yo me podía quedar aquí. Cuando entro decidí distraerme, mire a mi alrededor y había un escritorio al lado que no había visto antes. Tenía fotos de él junto con una señora mayor. Entre todas esas fotos, había una de él con toga, sosteniendo un diploma, abrazado a la misma señora. Sigilosamente tomé el cuadro, para verlo mejor.

Esa mujer debe ser su madre.

Pase mis dedos sobre la foto y logro ver de que es ese diploma. Administrador de empresas. Vaya.

Escucho la puerta del baño abrirse y me apresuro a dejar la foto donde estaba y prácticamente corro a sentarme antes de que me vea husmeando entre sus cosas.

Me siento lo más disimulada que pueda, pero él pasa de mí sin prestar mucha atención. Camina hacia una mini nevera y saca dos latas de cerveza, luego regresa entre sus pasos y me ofrece una.

“Gracias.” le agradezco agarrando la lata.
Él se sienta a mi lado.

“¿Te gusta vivir en Seul?” pregunta luego de un sorbo.

Al parecer quiere hacer una conversación “Sí. Al menos más que vivir en Buenos Aires.”

“Yo estuve en Argentina.” Dice tranquilo.

Me giro a él con interés. “¿Si?”

“Sí, y es muy hermoso.” responde mirándome.

“Pero las cosas no me iban nada bien allí. Simplemente tenía que salir o me iba a volver completamente loca.”

Después de un momento de silencio entre los dos, vuelve a hablar.

“¿Y viniste sola?”

“No, con mi abuela, pero ella fallecio de neumonía.”

“Lo siento mucho.” se disculpa algo avergonzado por su pregunta

“No. No te preocupes” suspiro intentando aliviar los aires y cambiar de tema “La señora en el cuadro, ¿es tu mama?”

Sang Woo asiente...

“Se la ve orgullosa de ti en la foto de graduación.” le dije volviendo a mirar la foto.

Sang Woo permanece en silencio.

“Sí, y aún lo está. Claro, ignorando todo lo que esta pasando.”

Oh, sí es verdad.

“Entiendo. Estás endeudado.” Por un momento pude olvidar todo lo que habíamos pasado antes, el secuestro y los juegos.

Sang Woo vuelve a asentir , esta vez con verguenza pues quita la mirada.

“No te avergüences. No es algo de porque avergonzarse.” digo para intentar que me mire

Y lo hace de repente, y suspira.

“Tú no sabes el porqué me averguenzo de mi mismo.”

“¿Y se puede saber por qué?”

Pero al instante me arrepiento de esas palabras. No quiero que piense que soy demasiado chismosa o entrometida. Pero antes de poder disculparme con él, habla:

“Porque…”

Fue interrumpido por el sonido del timbre. Nos miramos, y ambos nos pusimos de pie. Dejando las cervezas sobre la mesita.

“¿Vives con alguien?” Le pregunto mirando de la puerta a él

“No” Sang Woo niega

“O a lo mejor es tu novia y vino a visitarte” digo intentando acertar entre las opciones.

“No tengo novia.” me corta de inmediato.

Él camina hacia la puerta, lentamente.

“¿Quién es?”

Pero nadie contesta. Esperamos unos segundos más, hasta que deslizan una tarjeta por abajo de la puerta. Él la toma y se vuelve hacia mí, confundido. Mira la tarjeta lo suficiente para después mirarme a mí.

El Juego Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora