Capitulo 24

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“Bienvenidos a todos los sobrevivientes al tercer juego que como podran ver, es jalar la cuerda.”

Dos torres gigantes, conectadas por una larga cuerda frente a nosotros. Oh, ese juego, un juego donde efectivamente se necesitaba mucha fuerza. Creo que ahora si podíamos morir.

“Haremos un sorteo para decidir que grupo sera el primero en jugar. Por favor, siéntense todos.”

lo hicimos y volvió a dirigirse a nosotros

“Sortearé el equipo de la izquierda”

Sacó una bola de las dos cajas que tenían para hacer el sorteo, y tenía escrito el número 1. El equipo de mi jefe, el cual tenía puros hombres fuertes. Les indicaron que se levantaran y hizo lo mismo con otra bola, afortunadamente no fuimos nosotros.

“Los equipos uno y siete jugarán primero. Por favor, suban a las torres.”

Cuando llegaron arriba, dispararon hacia arriba, indicando que comenzaran a jugar.

Mi jefe y su equipo ganaron. A pesar de haberse esforzado tanto, los jugadores perdedores cayeron desde aquella altura.

¿Por qué ellos tenían que sobrevivir? ¿Por qué? Más específicamente ¿por qué él?

Los guardias rojos prepararon y organizaban una vez más la ronda.

Estaba muy asustada. De pronto, el morir por un disparo ya no se escuchaba tan mal.

“Haré el sorteo para la próxima ronda.”

Cuando lo hizo vimos los números.

Equipo cuatro y el equipo cinco.

Nosotros. Puta madre.

Era un equipo con puros hombres. Que feo se veía esto.

“Equipo cuatro y cinco, suban a las torres, por favor.”

Hicimos lo que ordenaron caminando hacia las torres en fila.

“Que lástima, tenía ganas de matarlos yo mismo”

dijo mi jefe cuando pasamos por su lado.

Imbécil.

Entramos a una especie de ascensor, las caras de estiradas y debatidas de nuestro grupo eran difíciles de ignorar. Todos creían que era nuestro fin.

Yo aún tenía un poco de fe

Sang Woo se hizo a mi lado mientras subimos. Tal vez podría estar molesto

“Te quiero decir ‘te lo dije, Eleonor’”

suspiró

“Vamos a morir.”

“Di que vamos a morir cuando estemos a punto de hacerlo allá arriba. No quiero ser tan pesimista.”

lo mire y continuo hablandole...

“Eso no ayuda.”

“Quiero ser más bien realista.”

“Tu realismo no ayuda.”

No dijo nada, solamente volvió a suspirar hondo. Como si lo que yo dijera estuviera muy lejos de la realidad.

“Dejen de hablar y guarden fuerzas para el juego.”

en ese momento volteamos a ver al hombre que dijo eso.

“En este juego no se requiere fuerza.”

dijo de pronto el abuelo....

“¡Otro!”

Reiteró irritado el mismo hombre

“Cállate”

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