Capitulo 48

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Lo primero que vi cuando desperté fue el techo blanco y me sentí acostada en una cama de hospital. No sé cuanto había pasado dormida, pero mi cuerpo ya se sentía más ligero y el mareo y las ganas de vomitar habían pasado.

“Por favor, amor, despierta.”

Esa voz... la reconocia perfectamente.  Levante la cabeza lentamente y lo vi sentado a mi lado. Se le veia preocupado, miro el lugar, efectivamente estaba en una habitación de hospital, pero estaba sola con él.

Quería preguntarle lo que había pasado pero él se adelantó.

“Estas en el hospital.”

Dijo

“Te han curado las heridas. Te desmayaste por el esfuerzo y agotamiento. Además de la herida en el muslo, pero ya se encargaron de eso.”

Yo solo suspire y lo segui escuchando.

“Ahora solo tienes que descansar.”

No pude evitar que mis ojos se llenaran de lágrimas al recordarlo todo

“Perdóname, Sang Woo.”

Él me ve confundido

“¿Perdonarte por qué?”

“Por todo lo que pasó, yo… solo queria...”

“Shh…”

él pone su mano en mis labios para callarme

“No te preocupes.”

Limpio mis mejillas y suspiró hondo

“¿En dónde está Gi Hun?”

“No lo sé. Cuando desperté, estaba aquí.”

Miró alrededor.

“¿Qué fue lo qué pasó luego de desmayarme?”

Sang Woo respira hondo y se muestra de repente molesto al recordar

“Ese viejo nos dejó irnos con el dinero. Cuando nos sacó de ese lugar y nos metieron al auto, el destino fue directamente al hospital.”

Rascó su cabeza y junto sus manos antes de proseguir

“Nos dijo que él había organizado los juegos para divertirse. Gi Hun intentó abalanzarsele encima apenas lo dijo pero lo detuve. Y el anciano continuó explicándose, quería jugar con nosotros para divertirse por última vez ya que al parecer en verdad estaba enfermo…. Dijo que, no se arrepentía de nada, porque jamás obligó a nadie a jugar.”

Terminó de decir, y yo dejé caer mi espada sobre la cabecera de la cama.

“Que maldito….”

Fue lo que salió de mis labios.

Era demasiada información para procesar.

“Pero ahora estamos a salvo, y juntos.”

Me sonrió, tomando mi mano y apretándola

“Lo importante ahora es que tú estás bien.”

Le sonrió de vuelta

“Sí, y tú también lo estás.”

En ese momento, la puerta de la habitación se desliza dejando entrar a un hombre de bata blanca, un doctor.

“Veo que ya despertaste. ¿Cómo te sientes?”

“Confundida, en realidad.”

Arrastre las palabras. Él sonrió siendo cortes

“Es normal. Descuida.”

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