Capitulo 36

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Se hizo un silencio entre Sang Woo y yo. Nos sentamos a un lado, viendo a la gente entrar. Inclusive logré ver a mi ex jefe, él también lo logró. Cuando se giró a verme, no estaba contento en vernos vivos. Pues su cara demostraba todo menos felicidad.

Vimos llegar a Sae Byeok, y se acercó a nosotros.

“Que bueno que ambos hayan sobrevivido.”

Su voz no trasmitía nada, ella era así pero hubo algo diferente en esta ocasión.

“La jugadora....”

Ella asintió, no pude seguir hablando, la tristeza me invadió sin evitarse nuevamente, pero lo que hizo que me pusiera de pie, fue ver a Gi Hun entrar. Me acerque rápido a él

“No, dime qué no es cierto.”

Él permaneció en silencio, abatido. Era una respuesta clara, pero me costaba aceptarla.
El viejo había muerto.

Sang Woo me abrazó para consolarme, hice las manos en forma de puños mientras las ponía en su pecho, sentía un dolor tan grande mientras recordaba los momentos juntos.

Pero pronto la tristeza pasó a un enojo enorme cuando entre las camas, logramos ver a una jugadora levantarse, dejándose ver cuando antes no lo hacía. Vimos a Mi-nyeo ahí acostada como si nada, mientras nosotros estamos arriesgando nuestras vidas. Estaba dispuesta a acercarme a ella de la furia y coraje que sentía, pero Sang Woo tomo mi mano como si supiera lo que quería hacer.

“Déjala. No vale la pena.”

dijo sin dejar de mirarme

“Es que… esa imbécil es…”

“Estás alterada. No quiero que cometas ninguna locura.”

Acaricia mi espalda.

Suspiro hondo y cierro los ojos un momento intentando controlarme.

“Esta bien.”

Todo permanecía en silencio cuando nos dieron la comida, había un clima de tristeza y tensión a la vez. Sae Byeok miraba su patata sin ánimos, mientras Gi Hun intentaba comer junto con Sang Woo. Yo miraba la papa que tenía en mis manos, no tenía hambre en realidad.

“¿Por qué no comes?”

Pregunta Sang Woo en voz baja a mi lado.

“No tengo hambre.”

Le dejo la comida en sus piernas para que él lo coma.

“Tienes que comer o vas a enfermarte.”

Me las devuelve en la mano con una mirada severa.

“Estoy bien. Ten.”

Vuelvo a hacer lo mismo y antes de que me las devuelva nuevamente, me pongo de pie.

“¿A dónde vas?”

“A caminar un poco por la habitación. Si me quedo quieta sentada siento que voy a enloquecer.”

Murmuro bajo, abrazándome los brazos.

Sang Woo sólo asiente lentamente, dejándome alejarme.

Fui a caminar, realmente no me sentía bien. Sentía una profunda tristeza. Saber que murieron mis amigos aquí y que Sae Byeok, Sang Woo y Gi Hun también las perdieron frente a ellos, se sentía una sensación horrible por dentro.

Había una canción, una canción que siempre trasmitían todos los domingos desde una bella misa por televisión. Me la quedaba escuchando cada vez que podía, me parecía tan hermosa hasta que fui aprendiéndomela.

Y solo me deje llevar.

“Ave María, madre de amor y de bondad. Alumbra mi alma, se mi guía. Madre mía de mí ten piedad, solo tú podrás mis pesares calmar. Mis pesares calmar…”

sentía la melodía en mi cabeza y eso me dio mucha paz.
Sentía la miradas de todos en mí y aún así, segui cantando.

“Sin ti mi vida es un abismo. Sin ti no hay esperanza, ni fe. Oh, madre mía que estás en el cielo, algún día espera poder abrazar, Ave María…”

Cuando terminó, levanto la mirada, y todos me están mirando conmovidos. También, inconscientemente les brinde calma, al menos por un momento.

“Disculpen.” 

Es lo último que digo antes de ir al baño. Dentro del baño, frente al espejo, limpio mis lágrimas. No quería llorar, pero todo esto era abrumador y demasiado. Quería dejar de sentirme así, quería tener a Sang Woo a mi lado, pero tampoco quería que me viera de esta manera.

Pero como si mi ángel supiera cuándo lo necesito, escuche el baño abrirse y me doy la vuelta para verlo.

“Amor.”

Apenas lo veo, lo abrazo con todas mis fuerzas.  Él me devuelve el abrazo, con más fuerza

“Todo está bien, tranquila.”

“N-no, nada está bien.”

“¿A que te refieres con eso?”

Me pregunta  suavemente.

Me alejó un poco de él para verlo a los ojos.

“Amor, han matado a nuestra gente cercana. No me siento bien sabiendo eso.”

Suspira hondo sin dejar de mirarme

“Lo sé, es triste. Pero sabíamos que eso podía pasar.”

Iba a decir algo, pero él siguió

“Tenemos un día para calmar las cosas y nosotros para asimilar todo esto.”

“No creo que me alcance un día. Entiende, es duro.”

“¿Y que piensas que se puede hacer al respecto?”

Agarra mis manos con delicadeza.

“No, no lo sé.”

“Escucha, va a sonar algo cruel lo que voy a decir, pero todos llegamos hasta este momento vivos, no podemos simplemente dejar que todo se acabe y dejar esa cantidad de dinero aquí como si nada.”

“Eso lo sé, sé que tienes razón.”

Suspire agotada, bajando la cabeza.

“Nadie va a querer irse ahora. Todos quieren ganar.”

“Es verdad.”

Volví a darle la razón, asintiendo con la cabeza

“Todos quieren ganar, y yo lo intentaré sin saber cuánto me quede de vida en todo esto.”

Sang Woo frunce el ceño al escucharme

“No digas eso ni en broma.”

“Es cierto. Nadie lo sabe, yo no lo sé y tú lo sabes. Es probable que en el siguiente juego pierda y me maten con un tiro en la cabeza.”

“¡Cállate!”

doy un pequeño salto al oírlo gritar de repente.

Él me dio la espalda, tapándose los oídos. Como si no quisiera oír lo que decía, no quería ponerlo así, no era mi intención.

Me acerco a él y le tomo las muñecas con suavidad. Haciendo que se voltee y me mire.

“No sabemos cuánto nos quede de vida. Y por eso he decidido aprovechar cada momento que tenga. No quiero irme y haberme arrepentido por no haber hecho lo que quería. Sang Woo, te amo. Y es por eso que…“

me acercó a su rostro y colocó mis manos en sobre sus mejillas

“Quiero estar contigo. Quiero que estemos juntos ahora.”

Sang Woo me miró sorprendido cuando lo dije y yo también lo estaba, realmente. Pero quería hacerlo por lo menos una vez en mi vida por amor, y no por trabajo, ni dinero. Quería experimentar el amor por primera vez y quería que fuera con Sang Woo, mi primer novio, el hombre que amo con todo mi corazón y con el único que quiero estar por lo que me reste de vida.

El Juego Del AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora