1790km.

Mimos

El tiempo iba pasando. Jenni intentó por todos los modos posibles ponerse en contacto conmigo, pero yo ya había decidido que no nos hacía bien seguir con la relación. Punto y final.

Una tarde me escribió Mapi, que había quedado con Claudia para hablar de tatuajes y que si me apetecía acompañarlas.
Estuvimos tomando café, y ellas hablaban de sus cosas. Claudia recibió una llamada.
- Dime guapa!, ah pues estamos en Luna tomando algo, venga te esperamos aquí!

Chicas, espero que no os importe. Era Olga, le he dicho que venga. Ha tenido un mal día y necesita despejarse.
Acto seguido Mapi me miró y con una sonrisa vacilona dijo que no había problema, que estábamos encantadas que viniera.
Qué capulla era, pero no le quitaba razón. Estaba encantada de verla.

Olga y yo cada vez hablábamos más, y la complicidad entre nosotras era más que evidente.

-¡Hola chicas!, saludó Olga cuando llegó.
Repartió besos a Claudia y Mapi, y cuando llegó mi turno, me vaciló. Le encanta vacilarme.
- ¿Me merezco dos besos de nuestra reina? Y empezó a reír.
Me encanta el sonido de su risa.
Me acerqué a ella, y le dije bajito al oído, para que solo ella lo escuchase: Te mereces mucho más que unos simples besos, pero está bien empezar por algo.

Me encantó la cara que puso, aunque sabía que había empezado un juego que posiblemente me tocase perder.

Estuvimos hablando animadamente un rato las 4, pero de un momento a otro nos vimos solas Olga y yo.
Claudia tenía cena con su familia, y a Mapi la estaba esperando Ingrid. ¡Esta si que estaba enamorada!

-¿Oye, tú tienes plan? - pregunté a Olga, deseando que la respuesta fuese negativa.
- Tenia pensado llegar a casa, cenar un poco y revolearme en el sofá. Si a eso se le puede llamar plan, entonces si.
- ¿Te apetece venir a casa a hacer tu plan? Prometo dejarte el sofá solo para ti.
-¡Vámonos antes de que te arrepientas de lo que acabas de decir! Voy a conocer la casa de Alexia Putellas, ¡pellizcarme! Esto es un sueño.
- Mira que eres tontita eh? Dije riéndome.

Pusimos rumbo a casa, Olga había venido andando así que ambas fuimos en mi coche.
Pedimos sushi para cenar, y una vez terminadas nos pusimos a ver la tele.
Como bien le había dicho a Olga, le dejé el sofá solo para ella, yo estaba en otro sillón.

- Oye, ¿podrías ponerte aquí conmigo? Me preguntó Olga haciéndome hueco en el sofá.
- ¿Pero tú no eras la que ibas a ocupar todo mi sofá?
- Si, y lo voy a hacer. Pero es que necesito un poco de mimos, estoy con la regla.
Me quise comer el puchero que hizo. Pero ¿como podía ser así de mona?

Me puse en el hueco que me dejó, e instintivamente mi mano empezó a acariciar u brazo haciéndole pequeñas cosquillas.
Pusimos una película, un poco moña para mi gusto, pero bueno, a ella le gustaba.
-¿Estas llorando?
- Jo, es que esta película es súper bonita. Encima me ha pillado hoy así, no me lo tengas en cuenta.
- Jajaja que sensible! Anda, ven aquí.
Y como si estuviera esperando que le dijese eso, se tiró sobre mi. Se quedó tumbada encima mía y yo no dude en abrazarla.

Mi mano cobró vida propia, y comencé a acariciar su espalda. Estaba súper a gusto con ella. No quería que se moviese de esta postura. Podría tirarme así toda mi vida con ella.

-Como sigas así voy a quedarme dormida.
- ¿Y? Seguro que durmiendo también estarás guapa.

Y tras decirle eso, me dio un bocado "cariñoso" en la mejilla.
- ¡Pero qué bruta eres!
- Me lo estás poniendo muy difícil Putellas.
- ¿Dificil? ¿Qué te estoy poniendo difícil?
- El no querer besarte ahora mismo.

Si ella supiera que me muero de ganas de que eso ocurriese...