Por encima de todo.

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Una vez instalados en el salón, comenzamos con la cena.
La madre de Olga fue súper amable conmigo, estuvo preguntándome todo el rato por los entrenos y demás. También me preguntó por mi familia, en cambio su padre apenas habló conmigo, y cuando lo hacía se dirigía a mí con monosílabos e intentando cortar cuanto antes la conversación.
La situación me tenía un poco agotada ya, no entendía el por qué me trataba así.
Terminamos de cenar y Olga y su madre insistieron en que ellas se encargarían de recoger todo.

- ¿Cuánto durará este capricho tuyo con mi hija?- Me preguntó el que se suponía que era mi suegro.
- ¿Perdón? Le aseguro señor que lo mío con su hija no es ningún capricho.- Le dije muy segura.
- Oh venga, conmigo no va a colar lo de hacerte la niña buena. Sois todas igual, venís y os aprovecháis de mi niña y cuando ya conseguís lo que queréis la destrozáis. Luego soy yo quien tiene que estar pendiente de ella, haciendo de todo para que mi hija no pierda la sonrisa de su cara.- Me dijo elevando un poco la voz.
- Le vuelvo a repetir señor, que no tengo ninguna intención de hacerle ningún mal a Olga. Estoy perdidamente enamorada de Olga, haría cualquier cosa por ella. Por supuesto no quiero que pierda esa sonrisa, adoro su sonrisa. Si yo algún día le hiciese algún mal, créame que sería la primera persona que se castigaría por ello. Admiro muchísimo a su hija, admiro su trabajo, su manera de afrontar las cosas y su manera de ser con las personas. Adoro cuando le salen sus hoyuelos, cuando sonríe y se le achinan los ojitos, cuando ríe a carcajadas... No intento convencerle de nada señor, pero si quiero que le quede claro una cosa, yo a Olga la quiero por encima de todo.
Y ahora si me disculpa, creo que mejor me marcho para qué habléis tranquilos en familia.-Le dije.

Me fui para la cocina dejando a mi suegro con la palabra en la boca. No quería empezar una discusión con él.
Para mi sorpresa, Olga estaba allí detrás de la puerta del salón.

- ¿Desde cuándo estás escuchando?- Le pregunté.
- Lo suficiente como para decirte que estoy locamente enamorada de ti.- Me dijo Olga.

Se acercó a mi y nos dimos un cálido beso. Beso que me supo a gloria, lo necesitaba después de la pequeña disputa con su padre.

- Creo que será mejor que me marche y hables con ellos tranquilamente. - Le dije a Olga.
- No por favor, quédate. - Me pidió.

Me cogió de la mano y tiró de mi hasta dónde estaban sus padres. Ambos se encontraban en el salón.

- Papá, creo que le debes una disculpa a Alexia. He escuchado todo, y antes de que digas nada, no tenías ningún derecho de hacer lo que has hecho.- Digo Olga enfadada.
- Va cariño, no te enfades con él. No pasa nada de verdad.- Le dije yo quitándole importancia.
- ¿Pero qué ha pasado?- Preguntó su madre.
- Ha insinuado a Alexia que soy un capricho. Ni si quiera sé ha parado a conocerla. La ha juzgado sin más. Ha hecho lo que siempre me pide a mí que no haga.- Dijo Olga.

Todo se quedó en silencio. Olga estaba realmente enfadada. Su madre en cuanto se enteró tuvo la misma reacción, de enfado hacia su marido.

- ¿No piensas decir nada?- Le reprochó mi suegra a su marido.
- Yo... Lo siento de veras Alexia. Te he juzgado antes de tiempo, no sé qué me ha pasado. No soy así lo prometo. Solo, bueno... Es mi pequeña ¿sabes? Siempre ha sido mi ojito derecho, y ahora veo que hay alguien que me está quitando ese puesto y me he puesto a la defensiva. Por todo lo que me has dicho, me he dado cuenta que de veras estás enamorada de Olga y que cuidarás de ella por encima de todo. Solo te pido que por favor no le hagas daño. - Me dijo su padre realmente disgustado.
- Créame, haré todo lo que esté por mi parte para no hacerle daño nunca, y por supuesto la cuidaré mucho.- Le dije sincera.
- ¿Podemos empezar de nuevo por favor?- Me dijo abriendo los brazos para darnos un abrazo.

Miré a Olga, a quien hace un rato se le habían saltado las lágrimas, y sin pensármelo más me eche a los brazos de mi suegro.

- Un placer conocerle al fin, soy Alexia.- Le dije sonriendo.

Y tras esto, pudimos seguir con una velada que no duró mucho ya que sus padres decidieron irse pronto. Creo que querían darnos nuestra intimidad para hablar las cosas.

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