Hoy era nochebuena.
Por costumbre, la familia de mi madre nos reuníamos a mediodía para comer. Olga estaba invitada. Conocería a la familia.- Alexia, estoy nerviosa. ¿Podrías ayudarme a elegir la ropa? - Me dijo Olga desde la habitación.
- A ver boba, mira como voy vestida yo. No es necesario ir de etiqueta. Es una comida sin más, te aseguro que ellos no van a ir arreglados.- Dije riendo.
- No es justo, tú con cualquier cosa que te pongas estas espectacular. ¡Te odio!- Me dijo Olga haciéndose la enfadada.
- Eso no me lo decías ayer por la noche, cariño.- Le contesté yo.Olga y yo nos terminamos de vestir y pusimos rumbo a la casa de mi tito. En realidad era un chalet, y allí todos cogíamos mejor.
Les presenté a Olga uno por uno, y como era de esperar, la acogieron súper bien.Estuvimos comiendo, hablando e incluso cantando villancicos. Olga era una más en el grupo ya, y eso me encantaba.
A las 7 volvimos a casa, habíamos decidido que hoy cenaríamos con mi familia, y mañana pasaríamos todo el día de Navidad con la familia de Olga.
Esta vez sí que nos vestimos más elegantes. Yo decidí ponerme un pantalón y una blusa. Simple pero me gustaba. Olga me dejó sin palabras, se puso un vestido que quitaba el sentido.
- La boca cariño, que entran moscas.- Me dijo Olga burlándose de mi.
- Es que... estás... pf madre mía. Menuda noche voy a pasar.- Le dije yo.
- ¿Aguantarás hasta que volvamos a casa?- Me preguntó Olga.
- No te portes muy mal por favor.- Le dije yo dándole un beso.Pusimos rumbo a casa de mi madre, al llegar saludamos con besos para todos.
Olga se sentó en medio de mi hermana y yo. Aunque todos querían hablar con ella, en especial mi tita, no paraba de preguntarle cosas.
Terminamos de cenar, sacaron las copas y los licores. Yo no tomé nada, en cambio Olga se echó una copa.
Mis primitos se pusieron a jugar con los regalos que le había traído Papá Noel.- Olga, ¿puedes ayudarme a vestir a mi muñeca?.- Le preguntó mi prima pequeña.
- Por supuesto que si princesa.- Le dijo Olga levantándose para ir con ella.Ver a Olga jugando con mi prima me conmovió. La trataba con cariño y mucha dulzura, nunca había visto a Olga con niños pequeños, y he de confesar que me encantaba.
- Hermanita, que se te cae la baba.- Me dijo mi hermana con burla.
- Es que mírala, hasta con los niños se ve adorable.- Le dije embobada.
- ¡Estás hasta las trancas!.- Me dijo.
- Igual un poco si.- Le dije yo.Mi prima pequeña no se separó de Olga, incluso se quedó dormida en sus brazos.
- Se te dan muy bien los niños Olga.- Le dijo mi tita.
- ¡Me encantan los niños!.- Le contestó.
- Oye, pues cuando necesite a alguien para quedarse con los nenes os llamo ¿eh?.- Dijo mi tía riendo.
- Claro, tú avisa a Alexia y nosotras nos quedamos con ellos encantadas.- Le dijo con entusiasmo Olga.A las 2 de la mañana más o menos nos volvimos para casa.
- ¿Qué tal lo has pasado futura niñera?.- Le dije a Olga riéndome.
- Me ha encantado la noche. Gracias por traerme cariño. - Me dijo con alegría.
- Eres consciente de que te has ofrecido para cuidar a mis primos ¿verdad?.- Le dije.
- Si por supuesto, me encantan los niños. Además, no solo me he ofrecido a mi, también estarás tú conmigo cariño.- Me dijo acariciándome la mano.Llegamos a casa, ambas estábamos muy cansadas. Nos pusimos el pijama y nos metimos en la cama.
- Nuestra primera Navidad juntas, mi vida.- Me dijo Olga.
- ¿Sabes? Yo odiaba la Navidad, me recuerda a estar con la familia y me falta alguien fundamental. Tú ya lo sabes. Pero llegaste tú y pum, poquito a poco te has ido encargando de quitar ese recuerdo feo y hacerme uno nuevo. Que si un pijama navideño, que si compramos un árbol y lo adornamos, adornos navideños por toda la casa... Esta Navidad me va a crear un nuevo recuerdo, y es poder pasarla contigo cariño.- Le contesté emocionada.
- ¡Pero amor! Te prometo que voy a hacer de estas navidades las mejores. Para que las recuerdes con alegría.- Me dijo Olga dándome un beso.
- ¡Te quiero muchísimo Olga! Por favor, no te alejes nunca de mi.- Le dije yo.
- Ni en mil vidas me alejaría de ti Alexia.- Me dijo Olga.Y tras esto, nos dormimos abrazadas.
Estaba en casa, me sentía a salvo. Ella era casa, ella era mi salvavidas.

ESTÁS LEYENDO
1790km.
RomanceMi vida se basaba en fútbol, fútbol, fútbol y más fútbol, hasta que una lesión me hizo parar y darme cuenta que había otras cosas.