los amigos que perdí

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POV. ALBA

- ¿Se puede?- Dije cuando Joan me abrió la puerta. 

- Claro, pasa.- 

- Venía a hablar contigo.- 

- Lo he supuesto. Pero antes quería pedirte perdón, me he pasado un poco.-

- Es que no entiendo porque lo has dicho.- Dije sentándome en su cama. 

- Porque Natalia te va a hacer daño Alba.- 

- Pero es que no puedes saberlo.- 

- Pero...- 

- No, no hay peros Joan. No puedes ir diciendo estás cosas porque haces daño a las otras personas. A Natalia le ha sentado fatal, y a mi me ha dolido verla así, y más por tu culpa, que se supone que somos amigos.- 

- Yo no soy amigo de Natalia, siempre me ha dado malas vibras.- 

- No entiendo nada Joan.- 

- Yo si fuera tú me alejaría de Natalia, la alejaría de todos nosotros.- 

- No, no va a pasar eso. De verdad que me está dando mucha rabia está situación, venía a hablar contigo pero es que no se puede ni hablar. Sólo te voy a decir una cosa, como le vuelvas a hablar a Natalia de esto el que se va a alejar vas a ser tú. No tienes ningún derecho a decir todo lo que has dicho y a hacerle daño sabiendo que lo que le has dicho le iba a doler porque se abrió a nosotros. No voy a permitirlo, así que tú mismo Joan.- 

- Alba...- 

- Ni Alba ni Albo, a ver si el gilipollas vas a ser tú y no ella.- Dije saliendo de ahí. 

Iba enfadada y metida en mi mundo que cuando iba a bajar las escaleras no vi a una chica y me caí rodando. 

Me quedé en el suelo con los ojos cerrados viendo como todo me daba vueltas. 


POV. NATALIA

- Hola.- Dijo la chica repelente de mi clase cuando abrí la puerta.

- ¿Qué quieres?- 

- Tú novia se ha caído por las escaleras.- 

- ¿Dónde está?- 

- Ven anda.- Dijo la chica empezando a andar. 

La seguí hasta que vi a Alba en el suelo estirada. 

- ALBA!- 

- ¿Nat?- 

- ¿Qué ha pasado?- 

- Me he caído rodando.- 

- Anda, levanta.- Dije tendiéndole la mano. 

Ella agarró mi mano y se levantó, medio mareada. 

- Gracias.- Le dije a la chica antes de que se fuera. 

- Me duele la cabeza.- Se quejó Alba. 

- Un día de estos te me matas. Vamos a la cama.- 

- Vale.- 

Llegamos a su habitación y nos tumbamos las dos en la cama en silencio. 

Silencio que al cabo de un rato fue roto por la risa de Alba. 

- ¿De que te ríes tú?- Le pregunté sonriendo. 

- Me he caído como una croqueta borracha.- 

- Pero Alba.- Me empecé a descojonar de la risa. 

- Es que.- Alba estaba muerta de la risa. 

- Pagaría por haberlo visto.- 

- Te hubieras partido el culo en cinco.- 

pequeña gran revoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora