POV. NATALIA
No sé que hora era pero picaron a la puerta y me levanté a abrir a regañadientes.
- Buenos días.- Dijo Miki.
- Pasa.- Dije bostezando.
- Hostia, ¿Alba?- Preguntó Miki al ver a Alba en la cama.
- Hola.- Dijo Alba mirándome con cara de pánico.
- ¿Vosotras...?-
- No, no estamos juntas como tal.- Le expliqué de mala gana.
- Que fuerte, pero ya era hora coño.-
- Pero cállate Miki, por favor. No digas nada.-
- Vale vale, soy una tumba.-
- Más te vale.- Le advertí.
- Venía a hablar contigo.-
- Pues yo me voy y os dejo solos.- Dijo Alba.
- No hace falta, te puedes quedar si quieres.- Le dijo Miki.
- Vamos a desayunar los tres.- Propuse.
- Venga, os espero abajo.- Dijo Miki saliendo.
- Joder.- Dije tirandome en la cama.
- ¿Qué pasa?- Me preguntó Alba mientras me acariciaba el pelo.
- No estoy de humor.-
- ¿Quieres que vaya yo con Miki? Y así te quedas aquí y no tienes que socializar.-
- Por favor.-
- ¿De verdad?-
- Es que no sé ni porque lo he dicho, para que se fuera ya.-
- Madre mía como estamos eh.- Dijo Alba soltando una carcajada.
- Calla.-
- Venga, levanta.-
- Es que no quiero ir.-
- Vamos, desayunamos y si quieres nos inventamos una excusa y te vas.-
- Vale.- Dije suspirando.
POV. ALBA
- ¿Sigue enfadada?- Me preguntó Miki cuando Natalia se fue con la excusa de que se encontraba mal.
- No se ha levantado con buen pie hoy.-
- Anda, ves con ella.-
- ¿Seguro?-
- Me da a mí que tenerte cerca le va a ir bien para calmar ese humor de perros que se trae hoy.-
- Eres el mejor. Nos vemos luego.- Dije yendo a la habitación de Natalia.
POV. NATALIA
- ¿Qué quieres?-
- Ei, que soy yo.-
- Perdona Alba.-
- ¿Quieres ver una peli?-
- Me da igual.- Le respondí encogiéndome los hombros.
- Nat.-
- Dime.-
- ¿Qué te pasa?-
- Nada.-
- ¿Sigues enfadada por lo que me contaste ayer?-
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pequeña gran revolución
Fiksi PenggemarNatalia estudia medicina, arrastrando algunos fantasmas del pasado que le hacen ser quien es ahora (o como dice Miki, hacen ser a la coraza que le envuelve). Alba estudia fisioterapia, es la luz que nunca se apaga, pero hasta las luces llevan sus f...