mi realidad

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POV. NATALIA

- Oye Nat.- 

- ¿Otra pregunta? Podrías dormir un rato.- Dije riendo al ver que llevaba todo el vuelo preguntándome cosas. 

- Vale ya me callo.- 

- Que era broma, va dime.- 

- ¿Tu quieres tener hijos?- 

- La verdad es que no me he parado mucho a pensarlo, pero por ahora no, seguro que si tuviese hijo se me morirían.- 

- Eres una bruta.- 

- Perdón, osea no se me morirían, pero no sé.- Dije riendo. 

- Que poco instinto maternal.- 

- ¿Tu quieres ser madre?- 

- La verdad es que no, de un gato sí, pero de un humano no.- 

- Todos preguntan porqué he elegido ser la gata negra.- 

- ¿Que?- 

- Si soy la gata negra así te puedo gustar.- 

- Eres más tonta.- 

- Ai Albi, que mañana hacemos un año.- 

- Que guay Nat.- Dijo Alba sonriendo y apoyando la cabeza en mi hombro. 

- Y vamos a ir a ver el campo de concentración de Auschwitz.- 


POV. ALBA

- Nat cariño.- 

- Dime.- 

- Nos tendríamos que ir...- 

- Jo Albi, es que me encanta esto.- 

- Pero llevamos todo el día aquí churri, ya es hora de volver.- 

- Jope.- Dijo Natalia mirando al suelo con cara de pena. 

- ¿Te ha gustado?- 

- Ha sido súper guay, es que leerlo no es lo mismo que venir a verlo. Se me han puesto hasta los pelos de punta Alba, te lo juro.- Dijo Natalia mientras volvíamos al coche que habíamos alquilado. 

- No te has estado quieta en todo el día de la ilusión.- Dije riendo. 

Llegamos hasta el hotel y decidimos cenar en la habitación ya que estábamos muy cansadas hoy. 

- Albi.- 

- Dime.- 

- Toma, es para ti.- Dijo Natalia dándome una caja. 

- Ala Nat.- 

- Es una tontería en verdad.- 

Abrí la caja y lo primero que encontré fue un marco de fotos con una foto nuestra. 

Luego un libro con postits saliendo. 

- Donde están los postits son los poemas que me recuerdan a ti.- Dijo Natalia al ver mi cara de confusión. 

Y por último había una carta.


hola Albi, 

No se me da muy bien escribir, así que no sé que va a salir de aquí. Realmente todo lo que te voy a decir ya lo sabes, así que es una especie de recordatorio un poco cutre e igual un poco cursi. 

No sabes lo feliz que soy de haberte encontrado, apareciste en un momento donde yo estaba metida en un pozo. Y no voy a decir que me sacaste del pozo, porque sería mentir, quien me sacó de ahí fui yo, pero sin ti no hubiese salido, eso lo tengo clarísimo. Me ayudaste de una manera que aún no me lo explico, como si fuese brujería. Y por eso te tengo que dar las gracias, por no tirar la toalla conmigo, cuando la podrías haber tirado más de una vez. Gracias a ti he podido volver a ser yo. 

pequeña gran revoluciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora