Nada dura para siempre, es algo que dicen tan seguido pero a veces parece que no lo creen.
El dinero se termina, el amor se apaga, las personas se cansan y los sentimientos mueren, o más bien eso es lo que todos creemos.
¿Es probable que un amor se...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— REGRESANDO A LA RUTINA —
A la familia Potter se les hizo tarde y apenas alcanzaron a despedirse y cuando subieron al tren, este comenzó a avanzar.
Kaia y James se dirigieron hacia el vagón de prefectos y premios anuales, cuando llegaron todos tenían sus bocas abiertas al ver a James ahí.
— Lily flor — James dijo mientras veía a la chica. — ¿A qué me veo bien, verdad?
Lily lo miraba confundida.
— ¿Pero sabes cómo me veo mejor? — James le pregunto. — Con esto.
James saco la insignia de su bolsillo y se la pego en el pecho, hizo que la mandíbula de Lily cayera.
— ¿Tu? — Preguntó ella.
— Yo, es...
— Sorprendente. — Kaia completo. — Comiencen con esto que no soporto las náuseas.
Lily y James se voltearon a ver y después dieron comienzo a la reunión. Les dijeron que los de quinto año se encargarian de los alumnos de primero y Kaia estaba agradecida, no quería lidiar con los más pequeños ese día.
Apenas y dijeron que la reunión se había terminado, Kaia se levantó y salió del compartimiento tratando de encontrar uno vacío.
— Kaia — Alguien dijo su nombre atrás de ella y maldijo.
¿Es que acaso no la puede dejar en paz?
La chica no dejo de caminar. Siguió arrastrando su baúl mientras la otra persona caminaba tras ella.
— Podríamos sentarnos con los chicos. — Sugirió el.
— Lo que menos querría es sentarme con ustedes, James — Kaia le dijo.
— Pero aún te sientes mal y quiero asegurarme que no te suceda nada — Kaia soltó una risa irónica — Deja de ser así y vamos.
— No, James. Déjame sola y vete con tus amigos. — Kaia le pidió, pero sabía que aún caminaba tras ella.
••••
Cuatro chicos se encontraban en un compartimiento en total silencio. Brook veía sin interés por la ventana, Rabastan estaba por caer dormido, Regulus estaba absorto en sus pensamientos y una chica rubia leía un libro.
Aunque unos gritos por el pasillo los hicieron voltear hacia la puerta.
— Kaia, vamos y estar... — Escucharon la voz de James.
