Capitulo 1

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Hanna

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Hanna

Nunca me había sentido tan nerviosa como lo estoy ahora, mi corazón no deja de latir erráticamente, mis manos tiemblan sin cesar, además, mi estomago se queja con cada curva que toma el tren.

Mi vista se mantiene fija en la ventana, observando el paisaje que se extiende al otro lado del cristal.

Solía pensar que tenia nervios de acero, las grandes presentaciones me habían moldeado de tal manera que nada me perturbaba. Ahora se que todo era una ilusión.

Nada salió como yo esperaba, un error cambio mi vida por completo, tuve que renunciar a todo lo que conocía. Decir que estoy en la ruina es poco comparado con mi situación actual. Mi vida anterior se esfumo por completo, ya no tengo nada que me recuerde a ella, excepto por el lienzo que descansa entre mis piernas, por fortuna, me quitaron todo menos eso, aunque, pensándolo bien, hubiera luchado por él, no dejaría que me lo quitaran.

Ya no tengo nada que perder, ahora es ganar o ganar.

—¿De visita? —interroga la linda anciana al otro lado del pasillo, mirándome con una enorme sonrisa.

Buena pregunta.

La Hanna del pasado no pensaría siquiera en visitar este lugar, demasiado perdido.

Antes de la aplicación de citas nunca había escuchado hablar de este lugar, saber que es un pueblo perdido en medio de muchos ranchos no ayuda a mi curiosidad, solo aumenta la incertidumbre en mí. Ahora me lamento haber sido convencida por Vera para ver documentales de asesinos seriales.

—No —coloco un mechón de cabello detrás de mi oreja.

Su cara de deforma, llena de confusión.

—Vengo de manera permanente —aviso, aun dudosa.

Una enorme sonrisa se instala en sus labios, sus ojos brillan.

—Oh. Te va a encantar este lugar —asegura, emocionada.

Eso espero.

Le sonrío, forzosamente.

Mis manos no dejan de retorcerse sobre mi regazo, llegando al punto de lastimarme con mis propias uñas.

Maldición, Hanna. ¿En qué te has metido?

Todo suena tan ridículo, he estado viajando por más de un día, no he comido bien en semanas, mi ajustado presupuesto se redujo con los boletos para llegar al misterioso pueblo. Tristemente, mi mente grita que he cometido un terrible error. No sé quién me espera al final del viaje, solo hable con el por medio de correos electrónicos, en una completa locura.

Cierro los ojos, contando mentalmente.

—Resiste, todo estará bien —animo.

Para mi todo está perdido, al menos lo estaba hace un mes, ahora tengo una esperanza, una que no pienso desaprovechar.

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