Capitulo 18

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Aquí esta el de hoy, tengo que decirles algo, el miércoles próximo no voy a actualizar, no voy a tener tiempo de escribir. P. D. El viernes cumplo años 👉🏼👈🏼

Mi idea de ir de compras se basa en la imagen de Vera arrastrándome a cada tienda que se cruza por su camino, mientras que yo cargo con cada enorme bolsa que reúne y, de vez en cuando, escojo una prenda que me guste realmente

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Mi idea de ir de compras se basa en la imagen de Vera arrastrándome a cada tienda que se cruza por su camino, mientras que yo cargo con cada enorme bolsa que reúne y, de vez en cuando, escojo una prenda que me guste realmente. Ahora, la idea de Travis de una tarde de compras es dejarme en la tienda e irse de inmediato, desapareciendo fuera de mi vista.

No son las tiendas que acostumbro, pero sirven para mí. Ahora ya no visito tiendas reconocidas de alguna enorme ciudad que se asemeje al lugar donde crecí como persona, sino que, tiendas mixtas del pueblo se han vuelto mi único proveedor de ropa.

A Vera le daría un infarto si viera que visto prendas que ni siquiera forman parte de alguna temporada pasada o actual. No creo que algún diseñador vagamente reconocido las diseñara.

Ya que Travis no está, tengo la libertad de escoger lo que a mí me plazca, tomarme mi tiempo, probarme lo que yo quiera y no lo que se atraviesa en mi camino.

En el proceso, escojo un par de prendas para Travis, algunas sabanas o cortinas que irían bien en casa. No solo tomo cosas para mí, sino que, también lo hago para mejorar la estética del lugar donde paso la mayor parte del tiempo.

Al decidir que ya es suficiente, busco a mi marido, frecuentando los departamentos de comida para animales, articulas de monturas, finalmente, lo encuentro en la zona de herramientas, conversando con el mismo hombre de la vez pasada.

—Hola —saludo, empujando el carro de compras.

El hombre apenas me dedica una mirada antes de que Travis se aleje del mostrador, yendo directamente en mi dirección, obstruyéndome la visión del señor.

—¿Lista? —toma el mando del carro, conduciéndolo.

—Claro —sonrío.

Intento caminar a la par de él, pero sus largas piernas dan zancadas que ni en mil años podría imitar.

—¿No llevas nada hoy? —interrogo, señalando la falta de algún equipo del cual desconozca su propósito.

—No —niega, meneando la cabeza—. Además —le da una ojeada a las cosas que he elegido—, creo que ya llevas algo para mí.

Me sonrojo, sintiéndome como una niña a la que han atrapado haciendo una travesura.

—No creas que no he notado la ausencia de mis camisas, aquellas que insistes que le faltan tela —se burla.

—Vamos —golpeo su brazo con la mano derecha—, te hago un favor.

Caminamos hacia las cajas registradoras. Mientras que Travis empuja el carrito y desvía de vez en cuando su mirada hacia a algunos productos, yo me siento incomoda, como si alguien me estuviera observando fijamente.

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