Se que me he retrasado!!!!! Tengo una muy buena excusa.... Se llama universidad 🥺🥺 p. D no me odien....
Hanna
19 de noviembre
Se supone que debe ser especial, un día inolvidable, tallado en nuestros corazones. A decir verdad, todas las mujeres soñamos con el día en el que por fin podamos unir nuestra vida con la de otra persona, nuestro amor verdadero.
¿Qué obtengo yo?
Acepté los términos de Travis; una boda en el registro civil, sin fiesta, una ceremonia de menos de una hora, sin testigos que no sean necesarios. Su idea de una boda es muy compleja y clara, todo lo contrario, a la imagen que siempre he tenido de como quisiera que fuera mi boda.
Pensándolo bien, no tengo derecho a quejarme, finalmente, estoy a punto de obtener lo que se me prometió.
—Te vez hermosa —suspira.
Observo mi reflejo, cautivada por la imagen del perfecto maquillaje y el vestido de ensueño.
Una boda en el registro civil. En un diminuto cuarto.
—Vera, no creo que sea adecuado para la boda —lamento—. Deberías usarlo el día en el que te cases. Debe ser lucido en una extravagante boda.
Muestra una sonrisa agotada.
—Ya hablamos de eso —recrimina.
—Era el vestido de tu madre, es lo mínimo que merece.
Sus ojos se iluminan.
—Ella querría eso. Incluso más el hecho de que su hija lo utilice en una boda bajo el mar —bromea.
—Es hermoso —susurro, decepcionada.
—Es hora —avisa Cassidy, entrando a la habitación. Sus ojos se iluminan al verme, encantada—. Travis va a quedar rendido a tus pies.
Le muestro una sonrisa, detallando en el vestido color verde mar, a petición de Vera, ambas usarían vestidos similares, puesto que se han proclamado mis damas.
—Si —concuerda Vera, entregándome el ramo.
—¿Es necesario? —levanto el montón de flores. Lo pienso un momento—. En realidad, ¿todo esto —nos señaló— es necesario? Travis dijo que sería algo simple.
Tengo miedo, mucho miedo.
Cassidy suelta un suspiro, molesta.
—Mi hermano es demasiado despistado. Nada romántico —sujeta mis brazos, sonriendo—, pero eso no significa que tu debas renunciar a eso.
—Es verdad —alega Vera—. Los vestidos no se perdonan, nunca deben faltar —advierte, recargada sobre el marco de la puerta.
Intento sonreír.
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Vida Soñada
RomancePor cientos de años, las personas destinadas a pasar el resto de su vida juntos se conocían en algún bar, parque, instituto, en el trabajo, incluso, en la calle. Siempre fue así, excepto para Hanna, quien al ya no tener nada que perder, decide encon...