Capitulo 26

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Hanna

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Hanna

19 de diciembre

Termino de secar mi pierna, aun mirando a Travis con cara de pocos amigos. Fulminarlo sin parar no parece afectarlo, por el contrario, parece divertirle.

—Te vez muy linda molesta —señala, sonriendo de lado.

Me quito la toalla de la cabeza, arrojándose a la cabeza, enfadada.

—No eres gracioso —advierto.

Suelta una carcajada, que parece costarle todo de él.

—Ni siquiera sé porque estas enojada —indica, tirando el objeto al suelo.

En su estado, yo tendré que limpiar.

—Claro —farfullo, untándome crema en las piernas—. Por tu culpa debí depilarme las piernas. Ahora tengo demasiadas cortadas.

—Yo no te dije que lo hicieras —comenta, alardeando.

Me siento tentada a dejar caer algo pesado sobre su pecho, lastimándolo.

—Por supuesto que no, pero, aun así, debo hacerlo —digo con voz brusca.

—¿Por qué? —ladea la cabeza, observándome desde la cama.

—No pienso tener sexo contigo si no parezco lampiña.

—Entonces sí, hazlo todos los días —ordena, divertido.

Lo arremedo, dejando ver mi descontento.

—¿Ahora qué? —arquea una ceja.

Me contento para no gritar.

—Travis, no pudiste estar ni una semana en el hospital —me quejo—. A las tres horas de estar lucido ya tenias a todos los doctores y enfermero hartos de ti.

—Estuve ahí tres días —detalla, creyendo que es una victoria.

Entrecierro los ojos, cruzándome de brazos.

—¡Debiste quedarte un mes! —repito los días que dijo el doctor—. Pero no, el vaquero es demasiado terco como para hacerle caso a un profesionista.

Me ignora, perdido en algún punto debajo de mi quijada.

Bajo la vista, descubriendo que mi bata de baño esta abierta, dejando ver mis senos.

—¡Travis! —chillo, cubriéndome.

Termino de vestirme en el baño, mientras que el sigue riéndose a carcajadas.

No se como es que sus pulmones aún pueden resistir después de semejantes ataques de risa. El doctor dijo que esperaban que no desarrollar algún problema dentro de los dos primeros días, por desgracia, el doctor no dijo nada de que se volviera más egocéntrico e insoportable. Es como si, en deber de recibir un golpe de un toro, hubiera adquirido una descarga de energía.

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