Hola, este es el capitulo de las redes sociales que les debía, en miércoles pienso actualizar con normalidad. La semana pasada no pide actualizar, esos capítulos no los voy a reponer 👀👀 gracias por leer ❤️❤️
......Hanna
08 de enero
Me paseo en la sala, de un lugar a otro, esperando a que termine.
Mis pensamientos son absorbidos por el ruido de la herramienta que utiliza el trabajador para crear un hoyo en la pared.
Parado sobre una escalera enorme, el trabajador de Travis intenta colgar mi regalo de navidad.
—Creo que ya quedo, señora —avisa, terminando de colocar el cuadro.
Me detengo, retrocediendo para poder ver el panorama completo.
Coloco una mano bajo mi mentón, pensativa.
—Un poco más a izquierda —pido.
Acata mi indicación.
Centro mi cabeza, examinando la pared minuciosamente.
—Inclínalo.
Las puntas de sus dedos tocan el marco con una delicadeza extraordinaria.
Sonrío, complacida.
—Perfecto —susurro—. Gracias por ayudarme.
Baja las escalera, aferrado a los bordes de esta, temblando cada vez que baja un escalón.
Pobre hombre. Se nota que le teme a las aturas, de igual manera, Travis lo obligó a subir esa escalera y colgar el cuadro.
—Es un placer —miente.
Lo vi mandarle miradas furtivas al piso cada diez segundos, pensando que terminaría en el suelo con una contusión.
Retrocedo, dándole acceso a la salida.
Cierro la puerta detrás de él, quedándome sola en la casa.
A la segunda semana de reposo, Travis ya era un dolor en el trasero, tan insoportable que me daban ganas de terminar el trabajo del toro. Cuando no tiene nada que hacer es peor que un niño pequeño, tan chiflado y desesperado por salir, explorar todo aquello que hay fuera de estas cuatro paredes.
Después de varias discusiones y lloriqueos, accedí a no interponerme a que Travis saliera para poder trabajar con normalidad, bueno, al menos un poco menos normal. Se supone que hoy viene uno de los importadores que siempre frecuenta a Travis para adquirir productos que produce el rancho, así que, es muy importante que mi fastidioso esposo este ahí para poder supervisar las cosas de cerca, cerciorándose de que todo salga bien.
La melodía de mi teléfono resuena, retumbando en cada pared.
Busco mi teléfono como loca, moviendo los cojines del sofá y los adornos de la sala en medio de la persecución del dichoso aparato. Seguir mi sentido del oído me lleva a una encrucijada, descubriendo que no soy buena para distinguir de donde provienen la música.
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Vida Soñada
RomancePor cientos de años, las personas destinadas a pasar el resto de su vida juntos se conocían en algún bar, parque, instituto, en el trabajo, incluso, en la calle. Siempre fue así, excepto para Hanna, quien al ya no tener nada que perder, decide encon...