Capitulo 30

1.5K 188 55
                                    

Travis

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Travis

12 de enero

Hay ocasiones en las que conocer una persona puede ser el primer paso para que tu vida cambie para siempre. Sin saber que, una simple mirada de su parte podría obligarte a redoblarte por ella, querer poner a su disposición el universo entero.

Con Hanna fue diferente, no existieron pasos. Ella solo me miró, sonriendo como si no hubiera un mañana y yo termine perdidamente cautivado por ella, deseando que nunca dejara de mirar de esa manera, tan natural y sincera.

Me resistí lo más que pude, hice lo posible por doblegarla hasta quebrantarla con la esperanza de ahuyentarla, creyendo que no era nada más que una arribista, llegó aquí diciendo que era mi prometida, algo desconcertante ante mis ojos, perturbándome hasta el punto en el que me vi orillado a pensar que quisieron manejar mi vida, utilizarme como un muñeco de juguete.

Dios sabe que me arrepiento de todo lo que hice.

-No, es demasiado -insiste, empujándome con la cadera.

-No, es perfecto -alego, volviendo a verter el condimento en el sartén.

-¡Travis! -chilla, divertida.

Sonrío de lado, encontrando a mi esposa irresistible. Amo cuando se enoja, al hacerlo, sus mejillas se cubren de un ligero rubor, volviendo sus fracciones más resaltables.

Dejo de revolver la salsa, concentrándome por completo en la imagen de mi mujer.

-¿Qué?

Vuelvo a tomar la cuchara, negando al mismo tiempo.

-Nada -me encojo de hombros, restándole importancia.

-Travis, estás arruinando la comida. Tenía una buena racha -se queja, derrotada.

Sus lamentos son música para mis oídos, tan perfectos que alimentan mi alma, no porque quiera verla sufrir, sino que, significan que se preocupa por los detalles, dejando ver que le interesa.

-¿No tienes que ir a algún establo? -inquiere, queriendo ahuyentarme.

-No. Puedo hacer esto todo el día -aseguro.

-Travis -lamenta, cruzada de brazos.

Termino de agregar el ultimo ingrediente, bajando la intensidad de la mecha de la estufa, dejando que se cocine a fuego lento.

-Dije que yo cocinaría. No pasa nada si la comida sale mal, solo es para nosotros dos, todo estará bien -consuelo.

Limpio mis manos con un trapo que Hanna suele usar para limpiar la casa.

-Vamos, tu solo relájate y disfruta.

Me aproximo a ella, acorralándola contra la encimera, colocando mis manos a ambos lados de su cuerpo, sin permitirle tener alguna salida. Bajo la mirada, cerca de su boca.

Vida Soñada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora