La falta de aire la sacó de la pesadilla atormentándola, lanzándola sin remordimientos a un mundo gobernado por sombras raquíticas arrastrándose con dedos afilados. Sentía un nudo oprimiéndole el pecho, una pesadez aplastándole la garganta y un corazón bombeando demasiado rápido. La atmósfera pesaba demasiado, al igual que las mantas inmovilizándola en el colchón. Un sudor frío y pegajoso le recorría el cuerpo, haciéndola tiritar a pesar del calor de los Pokémon durmiendo plácidamente bien pegados a ella.
Se fijó en la puerta, en la escasa luz amarillenta abriéndose paso gracias a las finas aperturas de la madera. No tenía un buen presentimiento. El helor de la losa rozándole los pies descalzos le erizó la piel, pero no la detuvo. Avanzó de puntillas en parte para no despertar al resto y en otra para evitar esas bajas temperaturas lo máximo posible.
Sus sospechas se cumplieron al ver a Asier bien despierto, vigilando el exterior a través de una ventana sucia cuyo cartón cubriéndola tenía una esquina doblada. Las palabras se le atragantaron al percatarse de la porra bien sujeta en la mano derecha, en las chispas saltando de las fauces de Chiara mientras contemplaba el pasillo al otro lado del muro mediante su visión rayos x.
-¿Qué coño haces? -consiguió susurrar en tono ronco.
La voz de la chica pareció sacarlo de un trance profundo de un salto. Asier se aclaró la garganta, forzándose a mantener la compostura a pesar de encontrarse más tieso que el palo de una escoba. Hona caminó lentamente, temerosa de atraer la atención indeseada de los monstruos de la noche. Posó una mano en la espalda del joven, usándolo como un apoyo firme.
-Nada bueno -el miedo en la voz de su hermano la dejó helada. El leve rastro de cansancio la abandonó al momento, sustituyéndose por una fuerte descarga de adrenalina estirando los cinco sentidos al máximo, nada se le escapaba. Se percató del temblor impidiéndole sostener el arma correctamente, la velocidad en la que el pecho se levantaba, los jadeos silenciosos-. Mira, asómate.
Solo necesitaba dar un paso diminuto, su cuerpo se negaba a cumplir la orden. Arrastrando los pies, se acuclilló frente a la pequeña apertura permitiéndole echar un vistazo a la ciudad.
Nunca presenció una noche tan oscura, las sombras casi parecían un muro compacto escondiendo las manos raquíticas corrompiendo la calma de los astros desaparecidos en un vacío devorando la luz plateada. Un escalofrío le puso los pelos de punta, el instinto de supervivencia le gritaba que saliera corriendo de ahí sin mirar atrás. Algo acechaba al otro lado, observándola desde algún punto de las tinieblas. Se negó a parpadear, como si ese simple gesto de escasos milisegundos le arrebatara la oportunidad de descubrir el motivo de la inquietud de Asier.
De repente, una luz amarillenta se encendió en el bloque de pisos contiguo, revelando las formas de los muebles indistinguibles de la habitación. Se aferró al marco desteñido, inclinándose hacia delante con los ojos muy abiertos, la curiosidad la impulsaba a mantenerse atenta a cada mínimo detalle a pesar del pavor acelerándole el ritmo cardíaco.
-Ya está empezando otra vez... -Asier se asomaba a través de otra esquina de la ventana, doblando el cartón.
No le prestó atención estaba clavada en las luces encendiéndose una tras otra. Amarillas, blancas, LED, con patrones infantiles, parpadeantes, fijas... Pronto, el edificio al completo brillaba cual faro en una tormenta, no tardaría en atraer a los merodeadores. Un suceso así debía ser imposible, pues el corte del suministro eléctrico se extendió a todos los rincones de la región, pocos fueron los afortunados en poseer un generador o un Pokémon de tipo eléctrico y dudaba mucho que una sola de esas máquinas tuviera la suficiente potencia de iluminar todas esas estancias al mismo tiempo.
Un grito por poco le escapó de la garganta después de presenciar una silueta colocándose frente a la primera ventana que inició la confusión. Parecían humanas, aunque no conseguía asegurarlo debido a unas proporciones deformadas a causa de la distancia. No sabía cómo o el motivo, pero sabía que los observaba fijamente, aguardando el momento idóneo para ejecutar un plan indescifrable. Más de esas criaturas se unieron, multiplicándose sin control, todas y cada una de ellas vigilándolos a pesar de los muros interponiéndose.
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Lo no contado. [Pokémon]
FanfictionEl mundo siempre se ha visto azotado por calamidades de gran calibre que dejan un rastro de muerte allá donde pasan, desde grupos tratando de hacerse con legendarios para someter a la población, hasta éstos mismos dioses arrasando ciudades en sus co...