Las Manos de Ark

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Este ha sido uno de los capítulos que más me ha gustado escribir, y bueno, también es de los favoritos de mi lector beta jajaja

¿Alguna teoría u opinión sobre el fic? Soy todo oídos ^^. En fin, espero que disfrutéis tanto como yo al escribirlo.  

—No puedo creerte, Ali —se atrevió a decir finalmente con voz temblorosa

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—No puedo creerte, Ali —se atrevió a decir finalmente con voz temblorosa. Sus ojos castaños no conseguían mantenerse inmóvil durante más de dos segundos, rebuscando entre recuerdos e imágenes distorsionadas en busca de información útil. Alissa, por su parte, frunció el ceño—. No te enfades conmigo, ¿cómo pretendes que me lo crea? ¡De haber sido verdad, habría algún tipo de registro! Joder, Ali, que se detenga el tiempo no es algo que pase todos los días como para que la gente lo olvide así que porque sí. Parece un-

—¡Ni se te ocurra decirlo! —exclamó su amiga dando un pisotón. Aquello llamó la atención de los escasos turistas caminando hacia la ciudad bañada en los últimos rayos del sol. Hona se cruzó de brazos—. ¡Ya sé que parece un cuento de viejas! ¡También sé que no tiene sentido que nadie sepa de ello, pero es completamente cierto!

—Vamos a ver, ¿quién te ha dicho eso? ¿El viejo?

—¡Sí! Y además de... —Alissa sacudió la cabeza, creando una estampida de mechones rosados.

—¿Además de...?

—¡No puedo decirlo, Hona, no me fastidies!

—¡Ah, ahora soy yo la que está fastidiando! Vale, vale, ¿y me puedes explicar por qué nadie sabe de eso salvo el viejo y esa persona misteriosa de la que no puedes hablarme? ¿O me vas a decir una disparatada como que los legendarios hicieron borrón y cuenta nueva en las mentes de Pokémon y humanos?

Una atmósfera pesada se desmoronó sobre los hombros de las jóvenes, dificultándoles la simple tarea de respirar. Un frío antinatural le trepó a lo largo de la piel, atravesándole la carne hasta alcanzarle los huesos. Los Pokémon acuáticos huyeron a gran velocidad hacia la orilla contraria, el lago acalló el murmullo de las aguas casi al instante. Eevee gruñó en todas direcciones, retrocediendo cuidadosamente hasta colocarse al frente a su entrenadora. Furfrou lo imitó, sin embargo, no podía evitar relamerse los labios una y otra vez.

Hona analizó los alrededores, desesperada, necesitaba encontrar cuanto antes el origen de esa sensación de ser observada o acabaría perdiendo la cabeza. Examinó los troncos de madera clara, las copas verdes y tupidas, los techos de los edificios, los recovecos del templo, pero al no reconocer nada fuera de lo habitual, se aclaró la garganta, regresando a los ojos oliva atestados de terror. Estaba segura de que una criatura las vigilaba y el desconocer sus intenciones la incomodaba, necesitaba sacar a Alissa de ahí.

—Ali, tía, tienes que dejar de ver el canal de Pokéhistoria de madrugada, que pareces una zumbada con tantas teorías conspiranoicas. Anda, venga, vamos a buscar un sitio para pasar la noche que se nos hace tarde y ni de coña quiero andar por el Parque Nacional a estas horas.

Lo no contado. [Pokémon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora