Los fríos rayos del sol de Sinnoh se colaban tímidamente a través de los cristales de la biblioteca. El polvo danzaba en el aire cual diminutos copos de nieve irritándole la nariz. Sus dedos acariciaban los lomos de la antiquísima colección de libros de sus abuelos, ásperos, suaves, fríos. Le sorprendía que un simple vistazo no los desintegrase.
<<Los cuentos de mil y un soles, Canciones de Kalos, La academia plateada, Cambiar el sistema, El viaje prometido, Souls, La odisea del creyente, La fuga del soñador... >> leía hacia sus adentros, ignorando la desagradable sensación de la suciedad mordiéndole las yemas.
Hona no buscaba ninguna lectura en particular, tan solo algo capaz de matar el tiempo, pues su prima todavía tardaría un buen rato en terminar de ducharse, después, al fin le tocaría a ella. Tampoco podía entretenerse charlando con Ali y Enzo, el teléfono acababa de quedarse sin batería y su hermano le robó el cargador minutos atrás.
Al menos la habitación estaba caldeada, equipada de sofás blanditos de horribles estampados florales —Umbreon ya se apoderó de uno de ellos—, mantas de terciopelo, todo rematado en una atmósfera apacible. Sin embargo, el silencio no reinaba en la biblioteca, no al completo, al menos, era casi imposible teniendo en consideración la cantidad de personas y Pokémon reunidos en casa, pero las voces se escuchaban amortiguadas e incluso lejanas.
La muchacha se detuvo bruscamente sobre un tomo de colores apagados y aspecto antiguo, el más antiguo de la colección. El nombre de la obra estaba grabado en el cuero blanquecino, en letras doradas de tipografía arcaica carcomido por el paso del tiempo.
—Mitos y leyendas de Hisui —leyó en un murmullo. Recordaba Hisui gracias a las clases de historia, la antigua Sinnoh, una tierra plagada de reliquias olvidadas en la historia.
Frunció el ceño, notando el calor de la rabia picándole en las mejillas. No, desde luego no le apetecía leer cuentos escritos con sangre, sin embargo, el desgaste del libro indicaba que había sido leído en incontables ocasiones, tal vez incluso fuera una reliquia familiar. Ese aparente uso constante le provocaba una insaciable curiosidad por descubrir los secretos ocultos entre las páginas.
Deslizó los dedos a lo largo del lomo hasta alcanzar el extremo superior, extrayéndolo muy poco a poco. Le atemorizaba dañarlo y desatar la furia de los abuelos. Cuando lo tuvo entre las manos, descubrió que pesaba menos de lo esperado. En la cubierta, el arco de Arceus brillaba bajo el título del libro.
Un escalofrío le recorrió la espalda mientras arrastraba los pies hacia el sillón de Umbreon. Su compañero protestó, aunque no tardó en acurrucarse junto a ella, esbozando una enorme sonrisa de satisfacción.
—Ni siquiera sé por qué estoy haciendo esto—masculló entre dientes, acariciando a Umbreon detrás de las orejas. Tomó una bocanada de aire, tosiendo a causa del polvo—. A la mierda.
Páginas doradas suaves como la seda y plagadas de hermosos dibujos de Pokémon que alguna vez poblaron la región, la recibieron en cuanto lo abrió. Las letras escritas en una tinta negra del color del cielo de la noche poseían unos trazos exquisitos, carentes de errores.
La leyenda del origen del mundo fue la primera lectura, aquella que, aunque ya la conocía muy bien, la hechizó para continuar leyendo. Después, siguió la historia de los Sinnohitas, de los clanes Diamante y Perla, los asentamientos y las grandes proezas de sus líderes, Adamas y Nákara, figuras clave en la creación de Sinnoh. La leyenda de las islas gemelas, los lagos custodiados por Uxie, Mesprit y Azelf, el baile eterno entre los sueños y las pesadillas, la primera forja de la Cadena Roja... Decidió evitar las historias violentas o con finales amargos, sobre todo, las que involucraban a su familia.
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Lo no contado. [Pokémon]
FanfictionEl mundo siempre se ha visto azotado por calamidades de gran calibre que dejan un rastro de muerte allá donde pasan, desde grupos tratando de hacerse con legendarios para someter a la población, hasta éstos mismos dioses arrasando ciudades en sus co...