Capítulo 50. La cúspide de la raza saiyajin

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Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad. Créditos a sus respectivos autores.


Un fuerte golpe resonó por toda la sala de entrenamiento, donde dos personas mantenían un ameno combate.

— Ese fue un excelente golpe, Sori. Estoy tan orgullosa de tu increíble avance como luchadora — su madre la felicitó al tiempo que se separaba de ella.

— ¿E-En serio? Yo quiero aprender todavía muchas otras cosas. Quiero ser tan fuerte como mamá. Por cierto, quiero mostrarte algo — la pequeña le dijo apuntando con sus dos manos al frente.

Número 21 enarcó una ceja al sentir como se elevaba su poder demoniaco y no su Ki. De las manos de la pequeña pelirroja se emanó un poderoso ataque de color carmesí y negro. La chica peli castaña fue tomada desprevenida y solo se protegió con sus antebrazos. Se produjo una gran explosión por toda la sala y número 21 salió de entre el humo con su ropa algo destruida.

— L-Lo siento. He estado practicando mis poderes y me di cuenta de que ese poder es muy destructivo. No era mi intención hacerte daño, mamá — la pequeña se acercó bastante preocupada.

— No, no tienes que disculparte. Esto es un entrenamiento, así que usar tus habilidades contra mí es lo correcto. Sabes algo, ese poder tuyo todavía puede mejorar mucho más. Lo he meditado bastante y creo que deberíamos enfocarnos en tu poder.

Sori dibujó una enorme sonrisa al escuchar esas palabras y se emocionó bastante. Antes de que pudiera decir algo, ambas tuvieron una sensación extraña proveniente del exterior.

— Este Ki. No, no puede ser. Tengo activas las barreras para que las presencias del exterior no se puedan percibir. ¿Qué es lo que haces, Goku? — número 21 pensó con algo de preocupación.

— Que extraño, por un momento sentí como una corriente eléctrica recorría mi cuerpo — comentó Sori mirando al techo de la sala.

— Incluso si no le he enseñado a sentir el Ki ella tiene una gran percepción de todo lo que la rodea. Si las cosas siguen así, no podré mantenerla oculta por mucho tiempo, ni tampoco la existencia de alguien como Son Goku — discurrió número 21 con un rostro serio.

Mientras tanto en el lugar de la conferencia de los dioses japoneses y Odín.

El viejo nórdico finalizó de forma segura la negociación con los otros dioses y terminaron en un buen acuerdo. Azazel también estaba feliz de saber eso, aunque tenía la preocupación encima con el asunto de Loki. Esperaba que Shemhazai enviara a Saji al campo de batalla una vez que lograran introducir los otros sacred gears de Vritra en él. Si tenían éxito, Saji sería una enorme ayuda para los que combatían con Loki.

En el instante en que tenían planeado salir de la habitación del hotel, un gran escalofrío recorrió por la espalda de todos los dioses presentes y Azazel. La energía que se emitía era inconmensurable y desprendía una gran hostilidad.

— Goku...— Azazel murmuró con preocupación y se comunicó de inmediato con Shemhazai.

Rias volaba a gran velocidad hacia el mono gigantesco que se posaba frente a ella. Intentaría detener a Goku antes de que disparara ese ataque de energía. Sin embargo, la princesa Gremory salió volando con violencia a otra dirección cuando la onda de choque generada por el ataque de energía salió de la mandíbula del mono a la lejanía. Todo el paisaje se pintó de un color blanco al tiempo que la columna de energía atravesaba de forma tangente a la superficie del planeta. El devastador ataque se perdió en la inmensidad del espacio donde acabaría con lo que sea que se le cruzara.

Conociendo lo sobrenaturalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora