Capítulo 76. La leyenda de la raza guerrera

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Los personajes utilizados en esta historia no son de mi propiedad. Créditos a sus respectivos autores.


El inframundo temblaba bajo el poder de un enemigo poderoso y temible. Su presencia era percibida en cada rincón, provocando el pánico y la desesperación entre la población. Los civiles del inframundo se apiñaban en las esquinas, temblando de miedo mientras observaban con ojos llenos de terror cómo todo se sacudía sin clemencia.

El miedo se podía palpar en el aire, una presencia opresiva que paralizaba los corazones de todos aquellos que desafiaban al bioandroide definitivo. Sus rostros reflejaban una mezcla de impotencia y angustia.

En medio de la multitud, Azazel tenía el ceño fruncido y los puños apretados. Por más que buscaba una manera de solucionar todo ese horrible acontecimiento, solo podía visualizar la destrucción completa del mundo a manos de su invencible enemigo. A su lado, Raynare y todos los demás tenían una mirada desafiante. Si, tenían demasiado miedo y querían huir lo más pronto posible de ese lugar, pero su espíritu los impulsaba a enfrentar a la mujer que tenían enfrente.

En un lugar muy apartado, una niña pequeña abrazaba sus piernas con fuerza, sus ojos se hallaban llenos de lágrimas. Sori no sabía sentir el Ki, pero no existía manera en que su cuerpo no sintiera el abrumador poder que envolvía el aire. Ella aún era incapaz de comprender la cruda realidad en la que su madre había desaparecido a causa de una entidad maligna.

Sirzechs, Ajuka y Falbium observaban consternados a la niña que fue transportada hasta el lugar donde se encontraban.

—Así que ahora ya tienes una sobrina, eh. Esto en verdad no luce para nada bien— Ajuka miró el techo del lugar, el cual parecía que pronto colapsaría debido al temblor.

Sirzechs miró con preocupación a Sori. Todo lo que sucedía se le fue informado por Grayfia, quien en esos momentos hacía frente a la mayor amenaza de ese mundo. El rey demonio Lucifer tomó una decisión. No era momento para permanecer en ese lugar mientras todo el planeta corría peligro. Cao Cao y la facción de los héroes era el menor de los problemas.

En ese momento, un extraño portal apareció en la sala donde los tres reyes demonios y Sori se encontraban.

En medio de ese caos, Número 21 miró al gran ejercito que la esperaba para pelear.

—Admiro el valor que tienen al no salir corriendo después de ver una diminuta fracción de mi poder. Les diré algo solo para que lo tengan presente. Soy capaz de destruir este frágil y pequeño planeta con un solo golpe.

Su declaración provocó un enorme temor en la mayoría. Sin embargo, nadie retrocedió o mostró signos de querer huir.

—El poder de acabar con el mundo de un solo ataque, eso realmente se ha vuelto algo aterrador. Vine aquí para ver que Heracles y los demás hayan logrado convencerte de una alianza, pero nunca pensé que resultarías ser un monstruo.

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