Capítulo 7

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Gina

Me desperté en lo que en otros tiempos debió ser una mazmorra medieval, pero carecía de sus elementos de tortura.

No había iluminación, solo un poco de luz que se filtraba por un agujero en el techo a metros de mí.

El suelo era de concreto y en él había varias cadenas que lo recorrían, las paredes de piedras de diferentes tamaños en forma cuadrada y rectangular estaban llenas de suciedad, al igual que el suelo.

El aire olía a orina, sangre y excremento, no era la primera persona que dejaban allí. Insectos de todo tipo recorrían el suelo y las paredes, entrando y saliendo por cada pequeño agujero.

Delante de mí unos barrotes, tan sucios como el suelo, cerrado con candado, impedían que fuera demasiado lejos.

Me levanté lentamente e igual me dio un mareo y por poco las piernas me fallan.

Sabía que me habían secuestrado, así que revisé que toda mi ropa estuviera en su lugar, y por suerte, lo estaba, y me quité los insectos que tenía en los hombros y pecho. Podía ser asqueroso, pero nada tan inmundo como la podredumbre a mi alrededor.

Tenía que salir de allí.

Comencé a observar el asqueroso espacio en busca de algún tipo de escape. Pero no pude encontrar alguno.

Apoyada en la pared a mi espalda, me sentía cansada, lo que sea que me habían hecho oler, me noqueó al instante y parecía seguir en mi organismo, dejándome sin energía para estar alerta.

Debió ser algo más que cloroformo.

No iba a dormir, oía a los roedores cerca y no dejaría que se aprovecharan de mi vulnerabilidad para comerme.

Observé a una araña mientras descendía desde el techo, cerca de los barrotes, habían pasado varios minutos y me había acostumbrado a la poca visibilidad, al mirar más allá del arácnido y los barrotes, vi la otra mazmorra medieval frente a la mía con un cadáver en el suelo siendo devorado por las ratas.

Tenía razón, si me quedaba sin hacer nada, me comerían viva.

A mi derecha, el crujido de una puerta al ser abierta me mantuvo en mi sitio. Mucha iluminación se deslizó por el pasillo que separaba mi mazmorra y la de enfrente, un cuerpo la cubrió, dibujando su figura masculina en el suelo y la puerta se cerró.

Oscuridad nuevamente.

Pasos.

Comencé a escucharlos cada vez más cerca, parecían descender, era muy probable que para llegar hasta allí se deberían bajar escaleras.

Llegó ante los barrotes de mi mazmorra y lo reconocí a pesar de la poca visibilidad.

Edward Sparrow.

—Parece que estás despierta —comentó con ironía, y el tono que utilizó me molestó. Se sentía superior por tenerme allí. Aunque era conocida por no callarme jamás ante nada ni nadie, mantuve la boca cerrada. —¿Cómo has dormido?

Me limité a observarlo con seriedad, sin expresión. No era nada del otro mundo, nada especial ni extraordinario. Su rostro no me llamaba la atención, tampoco su cuerpo y no me generaba rencor u odio por la envidia que sabía le tenía a mi familia, la cual quería ver destruida.

Edward Sparrow solo era un pedazo de escoria que jamás llegaría a pisar fuerte dentro del mundo de la mafia.

Con observarlo por unos segundos supe que no tenía nada en la cabeza.

Le faltaba ingenio y estrategia, pero mayormente cerebro.

Ni siquiera sabía cómo enviar a secuestrar correctamente, era cuestión de tiempo para que me encontraran.

Capture to Sparrow ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora