Capítulo 32

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David Vega

Tomé mi celular y marqué el número de Gina Leone.

En el último mes había descubierto información muy importante, y no solamente de Everlynn Scalfaro, sino también de Kenta Azumaya.

En el momento en que tomó la llamada, hablé:

—Gina, ¿qué hubo, mi amor? —sonreí al saludarla, marcando mi acento colombiano.

—Hola, David. ¿Por qué me llama? —preguntó.

Su voz sonó levemente animada, sabía que estaba sonriendo.

Dirigí mi mirada a los documentos sobre el asiento del acompañante, sabía que la información le interesaría, por esa razón quería decírselo lo antes posible.

—La llamaba para saber si podíamos reunirnos esta noche en la subasta. He encontrado información que le podría interesar.

Lo que le dije le había robado una sonrisa, lo sabía por el leve suspiro que dejó escapar.

—Pero claro, David —respondió afirmativamente, haciendo que una sonrisa se formara en mis labios. —Deje que me arregle, así como a usted le gusta y nos encontramos en la subasta. 

—¿Y qué le parece si después le lleno ese cuerpo delicioso que tiene a besos? —pregunté insinuante, sonriendo en todo momento.

Hubo una pausa del otro lado de la línea, luego me respondió con algo que me quitó el aliento.

—¿Cómo podría negarme? —su tono de voz se había vuelto más sensual.

—¡Ave María! —exclamé. —Estoy deseando verla.

Oí una suave risa, como un suspiro, antes de que volviera a hablar.

—Nos vemos, David —murmuró y colgó.

~~

Caminé entre las mesas de apuesta del casino donde se haría la subasta, viendo a las personas dejando fichas sobre números y las ruletas girar, observando las cartas, al pasar, bajo las manos de los jugadores de poker.

La subasta iba a ser debajo de aquel casino, oculto para la mayoría de los que jugaban arriba y que se utilizaba exclusivamente para las subastas de aquel nivel.

Seguí con mi camino hasta llegar al final de un pasillo que conducía a un ascensor escondido en el fondo, donde solo las personas que sabían de la existencia de las subastas iban.

Saqué la llave dorada del interior de mi saco oscuro, la cual abría las puertas del ascensor con un giro de la misma y solo los invitados tenían.

Por ser quien era, también estaba invitado, pero lo único que me importaba de aquella subasta era solo mi rosa negra, Gina Leone.

Inmediatamente las puertas se abrieron, entré, y toqué el único botón que había a un lado y me llevaría hacia abajo.

Cuando las puertas se abrieron nuevamente, me recibió un espacio extenso lleno de sillones rojos, iluminación tenue, un escenario al fondo de la sala, y luces redondas en el centro de las mesas delante de los sillones.

Reconocí a los invitados especiales, militares retirados, jeques, políticos, jueces, abogados, jefes de la policía, narcotraficantes. 

Todo tipo de mafias y personas corruptas.

Todavía no habían llegado los Sparrow. 

Pero sí se encontraban presente los Leone.

Caminé hacia la barra, dirigiendo la mirada hacia mi rosa negra, quien estaba sentada en uno de los sillones que daba al escenario.

Capture to Sparrow ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora