Capture to Sparrow ©

Capítulo 23

Owen

La observé desde lejos mientras agarraba la bandeja con el desayuno que le había preparado y la llevaba dentro de su habitación.

Sonreí.

Luego vino a mi mente lo sucedido en la cocina.

Me había sorprendido la manera en la que ella se acercó a mí.

De una u otra forma, me hizo sentir algo con aquel casi beso.

~~

Gina colgó la llamada, bajamos las escaleras y después me llevó por los largos pasillos de la mansión. Observé a cada uno de los guardaespaldas que cruzamos en el camino, todos y cada uno de ellos evitó mirar en nuestra dirección. 

Supuse que lo hacían para evitar una confrontación con la mujer envuelta en ropa negra y ajustada delante de mí, quien caminaba erguida con paso firme sobre sus borcegos negros y su cabello oscuro se balanceaba con cada paso.

Al igual que sus caderas. Las cuales evitaba mirar. 

Maldición.

Gina Leone encarnaba la fuerza, la hostilidad y la belleza. 

Y su carácter estaba lejos de hacer que no la quisiera cerca, era justo por eso que me encantaba. Esa mujer tenía todo lo que me gustaba para volverme loco. Para estar siempre alerta.

Llegamos hasta una puerta de metal, la cual abrió al introducir un código, que no alcancé a ver, en el panel a un lado.

Bajamos la escalera de metal y respiré el aroma denso y húmedo del sótano, entrando en la más absoluta oscuridad.

A lo lejos y en lo profundo comencé a oír gemidos de dolor y agonía, provenientes de voces que no reconocía. Los sonidos de nuestros pasos los acompañaron.

Un fuerte olor a sangre y podredumbre llegó hasta nosotros a medida que descendíamos, obligadamente giré la cabeza en otra dirección por el impacto, tratando de evitarlo.

Gina venía detrás de mí, y cuanto más bajaba, los gemidos de dolor y agonía eran más fuertes, al igual que el olor.

Todo aquello se mezclaba con el denso olor a humedad.

Al bajar por completo aquella escalera, mis ojos se acostumbraron a la oscuridad y pude ver varias celdas, con hombres y mujeres por separado, cada uno de ellos tenían graves mutilaciones y parte de sus rostros desfigurados.

A algunos hombres les faltaban las manos y sus genitales, otros parecían haber sufrido varios cortes y con ello le sacaron capa por capa de sus músculos, otros tenían alambre de púas en sus cuellos y con el más leve de los movimientos se le cortaban los tejidos lentamente.

Algunas de las mujeres estaban atadas por cadenas que caían del techo, tenían alambre de púas rodeando su caja torácica y pechos, y cables de electrochoques conectados a sus genitales, algunas tenían sus partes íntimas cortadas, carecían de sus labios mayores y otras tenían el cuerpo quemado.

Todo lo que había vivido en mis más de treinta años me tenía preparado para ver todo tipo de atrocidades, pero aun así...

¿Qué habían hecho esas mujeres para estar allí?

Tuve que preguntárselo. Gina señaló una por una y dijo:

—Ella intentó robarnos haciéndose pasar por mucama —dijo señalando una mujer con partes del cuerpo quemado, especialmente las manos. —Aquella mujer era la esposa de uno de nuestros guardaespaldas y le proporcionó información al FBI —comentó sobre la mujer con alambre de púas en los pechos y los cables de electrochoques. —Y las otras dos han intentado hacer cosas similares para jodernos de alguna forma. Lamentablemente no son diferentes a los hombres que las acompañan en las celdas contiguas —murmuró con pesar y decepción.