Capítulo 31

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Owen 

Observé el pasillo de la mansión del Sr. Leone con tranquilidad mientras mantenía las manos en los bolsillos, pensando en lo difícil que era trabajar para dicha familia, especialmente con su hija, Gina Leone. 

Ella era una mujer que no dejaba nada al azar. También podía ser venenosa y cortante en cuestión de segundos.

Los guardaespaldas no decían nada sobre ella en ningún momento y cuando yo la nombraba era como si hubiera hablado del diablo dentro de la iglesia. 

Me apoyé contra la pared junto a la puerta del demonio que se encontraba cambiándose de ropa para asistir a la subasta en la que debía ir con su hermano, Francis Leone. 

Había pasado un mes y aún recordaba su mirada penetrante en el momento en que me amenazó con dispararme en la cabeza en el puerto, y yo solamente esperaba su próxima acción. 

Sabía que era capaz de saltarte al cuello si era necesario, y matar sin pensarlo dos veces.

Entonces... 

¿Por qué no me disparó directamente en vez de dar un disparo de advertencia? 

¿Por qué no apretó el gatillo cuando me tenía a su merced? 

¿Por qué no lo hizo como probablemente lo había hecho antes cuando alguien se interpuso en su camino?

—Owen Wixx, come here (Ven aquí) —escuché que Gina me llamó desde el umbral de la puerta de su habitación.

Vestía camisa roja de seda, pantalones de traje de una talla más grande y estaba descalza, aún no se había cambiado para la subasta, la cual sucedería en veinte minutos. 

—¿Qué quieres, Gina? —pregunté mirándola con tranquilidad.

No estaba para juegos, como veía venir. 

Ella sonrió al darse cuenta e insistió.

—Ven... —dijo y desapareció en el interior de su habitación y de la oscuridad que había en la misma.

Era como entrar en la boca del lobo. 

No podía negarme a lo que me pedía, así que me aventuré a la habitación silenciosamente y cerré la puerta detrás de mí.

Hubo un profundo y frío silencio en ese momento, había mantenido la oscuridad del interior cubriendo los ventanales de su balcón con cortinas negras, las paredes se notaban rojas y la cama tenía sábanas negras como el carbón. 

Sin esperarlo, sentí dos brazos delgados deslizarse por mi cintura, luego una cabeza se apoyó suavemente en mi espalda mientras sus manos subían por mi abdomen y pecho. 

Las miré con detenimiento y reconocí los tatuajes de Gina Leone en la oscuridad.

Tenía un escorpión cerca de la muñeca izquierda y un símbolo en la palma de la mano derecha, cerca del pulgar, el cual me llamó la atención desde que lo había visto. 

Consistía en dos puntos, un paréntesis abierto y dos puntos otra vez.

—Quería hacer esto desde hace tanto tiempo... —musitó en tono seductor, deslizando sus manos por mis pectorales y tirando juguetonamente de mi ropa. 

Me liberé de sus brazos y la enfrenté, mirándola a los ojos con el ceño fruncido.

No comprendía porque estaba haciendo eso, o porque me invitó a entrar en su habitación. 

—Gina, ¿por qué...? —No pude terminar de formular mi pregunta porque sus labios besaron los míos con pasión, deslizando sus brazos por mis hombros hasta llevar sus manos a mi nuca para profundizar el beso mientras yo rodeé su cintura con mis brazos.

Capture to Sparrow ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora