Capítulo 6

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Kenta

Miré a través del ventanal.

A través del cristal veía gran parte de la ciudad, y cientos de personas dirigiéndose a diferentes lugares con miles de pensamientos y preocupaciones ocupando sus mentes, tal vez llegando tarde o muy temprano a sus trabajos para decepcionar o impresionar al jefe.

Mucha gente ocupada, feliz y rota dentro de una ciudad frágil repleta de mafiosos, corruptos, prostitución, pobreza, drogadicción, homicidios, personas con decenas de problemas que nunca llegarían a solucionar.

Desde la altura en la que me encontraba, sentía el poder en la palma de la mano.

Sentía que podía tener el control sobre gran parte de la ciudad y podía hacer y deshacer a mi antojo solo porque así lo deseaba.

Por esa razón, la ciudad se arrodillaría a mis pies, aceptando todo sin preguntar, demostrando sumisión.

Por aquella loca sensación, me encantaba aquel ventanal en el último piso de la empresa más alta en toda la ciudad. Tal vez su dueño se sentía igual de poderoso cuando se encontraba sentado detrás del escritorio.

Desde allí veía las azoteas de todos los edificios, techos de cada casa y a cada una de las personas que caminaban o conducían.

Y en una de las calles de abajo, después de tanto tiempo, me había cruzado con ella.

Oí las puertas del ascensor abriéndose y los pasos del hombre que me había citado en su oficina.

—Edward Sparrow —comencé—, tendrías que ser más puntual.

Di media vuelta.

Se veía igual que siempre, con un traje elegante, en ese momento azul con corbata más oscura, su barba recortada cubría parte de su rostro y era igual de alto que yo.

Ignoró completamente mi comentario, lo cual me fastidió y fue difícil ocultar mi enojo aunque no imposible después de respirar hondo un par de veces.

Aunque actualmente trabajaba para él, no aguantaba que se diera el lujo de ser impuntual para demostrar que él era el jodido jefe y los demás unos simples sirvientes, siempre inferiores.

Edward Sparrow era un desgraciado que lo tenía todo y no lo merecía, un gran imbécil, impulsivo, engreído, actual Capo de la Familia Sparrow debido a que su padre fue asesinado recientemente.

Dándole la espalda al ventanal, y teniéndolo a mi izquierda sacando papeles de su maletín, lo observé esperando que me dijera para que me había citado en su empresa, ya que desde el primer día a todos sus hombres les dejaba claro que por ningún motivo debíamos presentarnos allí.

Si Sparrow había roto su propia regla, debía ser por algo muy importante.

El silencio se extendió y solo era interrumpido por el sonido de sus papeles dejados sobre el escritorio.

Un momento después me invitó a sentarme en la única silla que había frente al escritorio.

Cuando tomó asiento en su sillón detrás del escritorio, se acomodó el saco y tuve un breve vistazo de la pistola que ocultaba.

Dentro de la empresa se cuidaba solo, ninguno de sus hombres pisaba el lugar y solo los dejaba afuera como seguridad, vestidos de civil, mezclados entre los peatones. Y dentro solo había un par de hombres de seguridad que él mismo contrató de una empresa de seguridad privada.

Al proceder de ese modo, nadie estaba seguro si los hombres dentro del edificio o los peatones eran parte de los Sparrow.

—Sé que preferirías ya no ser Ejecutor, pero realmente te necesito ahora. —Inició y tuve ganas de levantarme del asiento e irme de allí. No esperaba que la conversación tomara ese rumbo. —Como sabes, Mariano está gravemente herido y necesito a alguien que lo reemplace inmediatamente. El encargo que te haré no puede esperar a que consiga otro Ejecutor.

Capture to Sparrow ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora