Capítulo 22

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Everlynn

Vimos a Sparrow dirigirse a una pared y abrió la puerta secreta allí. Eran sus escaleras de emergencia. Lo seguimos y bajamos lo más rápido que pudimos para llegar al área que había sido atacada.

Sucedió en la parte trasera del edificio, donde había un callejón. Él área donde colocaron los explosivos, quedó totalmente destrozada, y desde allí se veía perfectamente el vestíbulo que habíamos recorrido con Kenta Azumaya hacia el ascensor.

A un lado del área destrozada, alguien escribió con una lata de pintura en aerosol:

Vaffanculo, Sparrow.

Gina Leone

Sabía muy bien quién era aquella mujer.

Gina Leone era la mafiosa más peligrosa y temperamental que pudo haber pisado la ciudad. La primera y única mujer italiana que pisó fuerte en el mundo de la mafia.

Me hubiera encantado ir detrás de ella y su familia, pero primero estaban los Sparrow en mi lista.

De los Leone se estaba encargando otra agente.

Edward Sparrow estaba fuera de sí, gritando órdenes a los guardaespaldas que aparecieron allí, alertados por la explosión y los envió a revisar el edificio de punta a punta y las cámaras de seguridad, luego se dirigió a nosotros.

—Lleva a tu esposa a la mansión, aquí no es seguro.

Una vez dicho eso, se alejó de nosotros y volvió a entrar en el edificio.

Azumaya no esperó ni un segundo más y me guío nuevamente hacia su coche mientras sacaba su celular y hacía una llamada.

Me abrió la puerta con el celular apoyado en su oído, entré y la cerró.

Al sentarse detrás del volante, puso el altavoz y dejó el celular entre nuestros asientos mientras encendía el motor del coche.

De soslayo pude ver el nombre del contacto.

G.

Kenta wa nani ga hoshī no? (¿Qué quieres, Kenta?) —Oí una voz femenina, ronca y sensual del otro lado que habló en japonés, y lo miré con las cejas arqueadas.

No era casualidad que el contacto estuviera agendado como «G» y que en la parte trasera del edificio Sparrow el nombre de la mujer que escribió la pared iniciara con la misma letra.

Estaba hablando con Gina Leone, la mafiosa que sabía varios idiomas y cerraba tratos, por su ignorante padre, con mafiosos de otros países.

Esa clase de información se sabía en toda la central.

La mujer se había hecho a sí misma en un mundo machista y desagradable.

Anata wa tatemono no kabe o hōkai sa semashita. (Derrumbaste las paredes del edificio) —dijo Azumaya mientras apretaba el volante entre sus manos y seguía mirando al frente.

Oírlo hablar en su idioma natal puso los vellos de mi nuca de punta.

No esperé jamás hacerlo y me tomó con la guardia baja. No pude evitar mirarlo sorprendida.

Capture to Sparrow ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora