Capture to Sparrow ©

Capítulo 13

Gina

Volví a mi habitación después de dejarle mi cuaderno a Francis.

El jodido Sr. Zuchodozky, jefe de la mafia rusa, estaba preparándose para matar a mi hermano.

Fue una muy buena idea grabar la conversación. Ahora sabíamos a que enfrentarnos y estaríamos preparados.

Me senté en la cama y apoyé la espalda en el cabecero de la misma.

Respiré hondo y cerré los ojos con cansancio, me tomé unos segundos para apreciar el silencio.

Luego me senté en el borde de la cama, estiré el brazo izquierdo y agarré la guitarra de madera roja estilo española, apoyada sobre la pared color vino tinto.

Mi habitación estaba toda pintada de ese color, inclusive la puerta de mi baño privado frente a la cama. La puerta de mi habitación a mi derecha y al lado del placard negro era negra. Las cortinas, las cuales ocultaban los ventanales dobles que daban a mi balcón, frente al placard, y las sábanas de la cama también eran negras.

Crucé la pierna derecha sobre la izquierda y apoyé la curva de la guitarra sobre mi muslo.

Con la mano izquierda sostuve la punta del instrumento musical y luego deslicé los dedos de mi mano derecha por las cuerdas, sintiendo las vibraciones en diferentes partes de mi cuerpo, y la fricción en mi piel al cambiar de acorde.

Tocar la guitarra duele al principio, aún más después de tocar por mucho tiempo. Luego llega el punto donde dejas de sentir dolor y comienzas a disfrutar de la melodía que sale de aquellas notas que hacen eco en el interior de la madera.

Había comenzado a tocar la guitarra cuando los problemas dentro de la mansión se habían intensificado.

Mis padres peleaban todo el tiempo y no podía impedirlo, tampoco dejar de oírlo, entonces tomé la guitarra para ahogar sus discusiones.

Recordaba aquellos días de aislamiento desde que me la compraron, pasé mucho tiempo tocándola, mejorando cada uno de los acordes.

Disfrutando de la soledad y la música que creaba.

Me ayudaba para estar tranquila y relajada, ayudaba demasiado cuando quería destruir todo a mi paso.

Fui una niña complicada, con temperamento. La adolescencia me lo puso más complicado y ser adulta no me ayudó demasiado. Seguía sin saber dominar mis emociones, mi temperamento.

Me tomé unos minutos para tocar los acordes de la canción que había creado, y al terminarla me detuve.

Apoyé la frente en la madera de la guitarra y el recuerdo de Owen acorralándome contra la pared del pasillo volvió.

Debía estar alerta para que no volviera a suceder.

Odié como hizo latir mi corazón.

Dejé la guitarra a un lado, agarré el cuaderno de notas sobre la mesita oscura al lado de la cama y anoté un par de rimas.

Luego me levanté de la cama para salir de mi habitación en busca de mi antojo de la tarde.

Al salir, frente a mi puerta negra, sentado sobre uno de los sillones del pasillo se encontraba él, Owen Wixx, en un traje azul.