Capítulo 6

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 Jenna

Camino por los pasillos de la escuela, con la mirada abajo observando los zapatos de la gente, siempre he dicho que el calzado dice mucho sobre una persona y mucho más la forma de caminar, he aprendido muchas cosas y he descubierto mucho gracias a mi mala manía.

Sigo caminando en busca de un calzado en particular, el de Miranda, mi amiga desde los 2 años y mi mejor amiga desde los 10 cuando ya tenía conciencia de la amistad, o creía tenerla; ¿Me ha traicionado? le ha dicho mentiras a mi novia, es inadmisible, siempre he creído que le gustaba por la manera en la que reaccionó cuando le conté que nos acostamos, luego cuando nos pusimos de novias todo fue aun peor, no para de decirme que me iba a engañar, y esta bien que las amigas te protejan pero creo que lo de ella no era simple protección, dejo de pensar cuando veo que sus calzados están justo frente a mi.

—Contigo quería hablar.—le digo tomando su brazo para empujarla dentro de la primera aula que estaba en el pasillo— ¿Cómo pudiste hacerme algo así?.—le pregunto y de repente siento ganas de llorar, me sentía traicionada, un dolor imposible de explicar.

—Si es por lo de tu novia, solo le conté la verdad.—se dispone a dar la vuelta, pero la detengo—¿Qué te pasa?.—me grita.

—¿Haces todo esto porque no te escogió a ti en la maldita fiesta, verdad?.—le suelto— Porque a pesar de que yo me fuera acostar con otro, me escogió a mi, fue a por mi, a ti ni siquiera te vio.

— No sé de que me hablas, yo solo le estaba haciendo un favor.—me mira retadora— Nadie quiere a una novia mentirosa, y sobre todo controladora.

—¡Pero si fuiste tu la que me dijiste que le hiciera eso a su estúpido teléfono, eras tu quien revisaba, yo ni siquiera estaba pendiente!.—le grito en la cara y unas lagrimas tratan de escapar— Tú, siempre con tus mierdas, siempre diciéndome que me engañaba, siempre viéndole el lado oscuro a todo, tú, que veías mal y hacías que yo viera mal hasta que me regalase flores, ¿Cómo fui tan tonta?.

 Te voy a pedir, por favor, que no vuelvas a gritarme.—me dice mientras retrocede— Yo solo estaba tratando de cuidarte.

—¿Cuidarme?.—me acerco de nuevo a ella, hasta que nuestras caras casi se rosan— Cuidarme no es querer cogerte a mi novia, idiota.

— Yo no me quiero coger a tu novia.—y ahora es ella quien grita— Diablos, ni siquiera la conozco, solo sé que es una idiota que se jacta de coger con todas, y que todas abren las piernas a su paso.

—Entonces, no entiendo, te juro que no estoy entendiendo nada.—suspiro— Fue tu idea, y eras mi mejor amiga, le has dicho cosas que te confié solo a ti, me has mostrado insegura y ridícula, si ella fuera todo lo que dices, ¿Por qué le contaste?

— No lo entenderías jamás.—dice mirándome a los ojos, trato de verla, trato de entender, pero no puedo, no me deja— Toda la vida he intentado protegerte, de cuanto idiota te cruzabas, te he cuidado mas que ha nadie, he estado en tus momentos mas duros, cuando murió tu estúpido hámster, a nadie le importo, solo a mi, yo te consolé, te ayude a enterrarlo, le llevaba flores solo para verte feliz, pero nunca me notabas, nunca me notas.

—Claro que te noto, eres mi mejor amiga, siempre estoy para ti.

—Eso no es cierto, tu siempre estas para el primero o la primera que te diga palabras al oído y vas y te acuestas con ellos, como una zorra, como una mujer...—cegada por el enojo y la rabia mi mano impacta contra su cara antes siquiera que termine la palabra, no iba a permitir que me insultara.

—No tienes derecho, a juzgarme por con quien me acuesto o con quien no, o si lo hago en los diez minutos de conocerle o si lo hago en dos años.—le suelto con lagrimas en los ojos— No tienes derecho.

— ¿Sabe tu novia que no eras virgen cuando te acostaste con ella?.—me dice sosteniéndose la mejilla ahora roja por el golpe— ¿Sabe que todo fue parte de un plan para que cayera a tus pies?

—Cállate.

—Veo que no.—grita— Pero le encantará saberlo, que además de querer controlarle la vida, también le has mentido, vendiéndote como la virginal niña de casa, cuando te acostaste con la mitad del equipo de baloncesto, a los que sobornaste con desnudos para que no le contarán nada.

—Eso no es cierto.—le digo— No tienes como probar nada.

—¿Eso crees?.—suspira arreglándose la ropa— Ya lo veremos. ¿Sabe también que después de que se acostaron fuiste y te acostaste con Ralf?.

—Cállate.

—Le encantará saberlo, y a toda la escuela también.—camina directo hacía mi— Podre estar muy enamorada de ti, pero no permitiré que me pisotees, ni que pisotees a alguien más.

— ¿Enamorada de mi?.—le pregunto, pero esta vez se aleja para correr de mi y salir del aula, corro tras de ella pero se pierde entre la multitud del pasillo— ¿Enamorada de mi?.


SOLO ELLA Y YO. (JENNA ORTEGA Y T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora