Jenna
— No entiendo porque ya no quieres hacerlo.—escucho decir a Ralf mientras se tambalea para acomodarse los jeans— Antes follabas conmigo teniendo novia, ahora estás soltera, no entiendo.—termina por decir.— No se trata de eso.—le digo acostada aún en la cama, estaba caliente no lo voy a negar, pero no quería cagarla más— No lo entenderías.
Se limita a asentir y alzar los hombros en señal de resignación mientras se marcha de la habitación cogiendo la cerveza que había tirado antes por el piso, me quedó sola, haciéndome la pregunta que antes el mismo me había hecho, ¿por que ahora respetaba una relación que ya no existe, por qué no lo pude hacer antes?.
Me levanto de la cama para re incorporarme a la fiesta de nuevo, hasta que escucho unos pasos venir hacia a mi, Camila.— Vi salir a Ralf.—dice— ¿Que hacías otra vez con el? Pensaba que lo habías dejado.—su tono de voz no me gusta para nada.
— ¿Ahora tú también?.—digo mientras camino hacia la puerta de la habitación— Es increíble...
— Miranda está aquí.—dice— Vino hace un momento por eso subí avisarte.—se para junto a mi— Estaba buscando a tu ex.
— No me interesa.—le digo, aunque la verdad es todo lo contrario, ¿Para que buscaría a t/n?— Cuando estaba súper molesta conmigo por lo de t/n me dijo que estaba enamorada de mi.—alzo los hombros.
— ¿Tu qué tienes que a todos les gustas?.—ríe y yo suspiro— Que bueno que no te interese, es decir, yo creo que debes dejar la obsesión de que vuelvan a si quiera ser amigas, si está en el destino pasará.
— Que sabes tú del destino, tonta.—bromeo, caminamos hasta el bullicio de la fiesta, mientras ella empieza a moverse al ritmo de la música yo busco con la mirada a T/n pero no la encuentro, en cambio tengo a Miranda observándome fijamente desde el otro lado de la sala, su mirada es fría y me la sostiene, así que camino hacia ella.
— Hola.—le digo cuando la tengo al frente— ¿Que haces aquí?, es decir no estás yendo a la escuela.—le digo amistosamente.
— Iré mañana, o puede que pasado.—dice seca— No es algo que me importe mucho ahora la verdad.
— ¿Y que te importa ahora? ¿T/n?.—digo acercándome un poco más a ella— ¿Por qué la estás buscando?.
— No es algo que deba decirte precisamente a ti.—dice tranquila mientras se acerca hasta el punto en que nuestros pechos casi se rozan— No es nada relacionado contigo.
— ¿Entonces? Pensé que ni siquiera te caía bien.—le digo, lo cual es cierto, ella me lo dijo muchas veces.
— Es sobre el equipo de baloncesto.—me dice pero no le creo— Entraré al equipo de primera base, quería comentarle un par de cosas.
— No te creo.—le digo— Eso pudiste decirle eso por sms, venir a la fiesta es demasiado.
— Que mas da que no me creas.—dice mirándome fijamente— No tengo porque explicarte lo que hago o dejo de hacer.—se da la vuelta para marcharse pero la detengo.
— Tienes razón, no tienes que hacerlo.—hago una pausa— Sobre ese tema, pero sobre qué estás enamorada de mi debes darme todas las explicaciones posibles.—le digo.
— ¿Qué quieres que te diga?.—me dice seca— Estoy enamorada de ti desde hace mucho, nunca me has notado, el que ahora lo sepas no cambia nada.—su mirada es ahora cristalizada.
— Eso no lo sabemos.—susurro acercándome a su rostro— Me he equivocado mucho...—hago una pausa— No me quiero equivocar contigo.—suspiro— Aunque seas una puta traidora de mierda.—río.
— No te equivoques.—me dice en un tono de voz casi inaudible, mi mente se nubla y de pronto las ganas de besarla son cada vez más altas, siempre le he tenido morbo, pero nunca me había atrevido por miedo de que nuestra amistad se estropeara, pero ahora. ¿Qué más da?.