Capítulo 8

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Nos hemos quedado en la misma posición, abrazadas, mirando el atardecer en su césped tan bien cortado y de pronto tengo la sensación de que nada podría estar mejor, de que escogí bien, tome el camino correcto al escoger a Jenna, mis pensamientos se ven interrumpidos por un coche que frena en seco frente a nosotras.

— Que mierda le pasa a la gente...—digo mientras me pongo de pie junto a Jenna, cuando nos damos cuenta de quien viene al volante, regreso a ver a Jenna pero ella se suelta de mi mano y va directo al coche.

— ¿Qué pasa?.—le escucho decir, y me apresuro a ir con ella— ¿Qué buscas?.—dice y antes que pueda añadir algo mas la interrumpo.

— Amor, deja la grosería, todos estamos en un aura de paz.—le digo acercándome a Miranda, quien ya ha bajado de su coche dejándolo mal parqueado— Miranda, ¿Por qué vienes a esa velocidad? ¿Necesitas el baño?.—bromeo, pero al ver sus caras quito mi sonrisa.

— Necesito hablar contigo.—me dice mirando a Jenna— Es algo urgente, y si Jenna está, sería mucho mejor, para que no creas que soy una mentirosa como seguro te ha hecho creer.

— Espera.—mi mente no ha procesado aun— ¿Ustedes no habían hablado tranquilas?.—pregunto mirando especialmente a Jenna quien no le quita la mirada a Miranda.

— Demonios, ¿Eso es lo que te ha dicho?.—ríe amargamente acercándose a Jenna— ¡¿Puedes dejar de mentir?!.—le grita en la cara, nunca había estado en una situación así, nunca había visto a Miranda tan enojada, ¿De qué me había perdido?.

— ¿Qué es lo que esta pasando?.—me atrevo a preguntar casi en un susurro.

— Es tu última oportunidad para decir la verdad.—dice viendo directo a los ojos a Jenna, quien solo niega con la cabeza y se tapa la cara— Vaya, veo que la vas a desperdiciar...

— Basta, si esto es por lo del teléfono, basta.—suspiro acercándome a Jenna que tiembla a mi agarre— Fue una decisión tonta, no importa de quien haya sido la idea, pero ya esta, ya pasó, ya te disculpaste, ya no importa.

— Esto no se trata del maldito teléfono.—me dice Miranda ahora caminando hacia mi— Se trata de que tu relación es una farsa, un cuento a base de mentiras, tu relación no tiene columnas de donde sostenerse porque todas son falsas.—mirándome a los ojos, saca su celular del bolsillo—Mira esto.—cojo el teléfono mirando primero a Jenna a sus cristalizados y en ese instante sé con certeza que algo está mal, muy mal.

Regreso mi vista al móvil, la primera imagen es una chica medio desnuda pero no se le ve el rostro, la segunda es un poco más descubierta se le notan los bustos y parte de su intimidad, podría reconocer ese cuerpo entre millones, pero mi mente no me lo permite justo ahora y mientras se me hace un nudo en la garganta y mis ojos se vuelven nublados, solo trato de pensar que no puede, no puede ser ella, ella no es así.

Sigo mirando las fotos, una tras otra, en algunas sale acompañada, puedo distinguir el acompañante, me quito con la manga de la sudadera una lagrima que cae por mi mejilla, cada foto que pasa es como un latigazo, es como si alguien me estuviera dando golpes sin parar, una y otra vez, uno más fuerte que el otro, de pronto un video, la misma chica pero esta vez subiendo y bajando en la cadera de su acompañante, los dos gimen, los dos disfrutan, lanzan carcajadas mirando a la cámara, y siento que las carcajadas van directo a mí; de pronto un detalle justo al pie del video, la fecha de grabación, casi un año antes del verano pasado, por un momento siento que voy a desmayarme, la respiración se me vuelve pesada y los ojos se me han cansado, sigo sin poder pronunciar palabra, y de pronto siento como todo mi peso impacta en el suelo y no recuerdo más.

SOLO ELLA Y YO. (JENNA ORTEGA Y T/N)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora