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— Doc-tor ton-to.              

Mark rió.                  

— Eres tan adorable cuando insultas con el único insulto que te sabes.                 

Haechan lo miró con ceño fruncido.                    

— I-dota.                  

— I- dio- ta— corrigió el pelirrojo.                 

Haechan soltó un suspiro frustrado, frunció el ceño, apartando la vista de su novio.                  

Su cabeza comenzaba a dolerle un poco, cosa que lo ponía de mal humor.                  

Y Mark lo estaba irritando.                 

Se suponía que estaba enojado, que tenía que notarse toda su furia, y no que le recordaran de nuevo que era adorable.                    

Pasaron segundos en silencio hasta que Mark se asomó un poco por su campo de visión.                

— ¿Estás bien, bebé?                 

Haechan estuvo por decirle, pero se lo guardó, sabía que su novio sólo se lo diría a su madre y ella lo llevaría directo a Busán para más hospitales y estudios y medicamentos.                    

No quería que eso volviera a pasar.                     

Por una vez quería esconder su dolor.                  

— Cansado— murmuró como excusa.                   

Mark lo dejó, no quería molestar al castaño, y esperaron en silencio hasta que la señora Lee salió del lugar, subiéndose al auto.                  

En ese relativamente corto viaje de veinte minutos, Haechan había caído dormido sobre el hombro de Mark y el pelirrojo sólo pudo pensar en que su bebé en serio estaba cansado.      

Se despertó poco antes de llegar a su casa y miró confundido alrededor.                   

Sintió los suaves labios de Mark en su frente.  

— Te pido que tomes tus medicamentos y vayas a dormir unas horas— le dijo, Haechan asintió, frotando sus ojitos.                  

Le hizo caso al mayor, y ni siquiera tuvo fuerzas para comer algo de almorzar, fue directamente a su cuarto luego de pasar la pastilla.                  

Haechan sentía sus párpados muy pesados luego de aquella siesta exprés en el auto                

Por su lado, Mark terminó el almuerzo y fue hacia el dormitorio, notando a Haechan de espalda a la puerta, todo estaba apagado y apenas entraba algo de luz desde la ventana, la cerró sin hacer mucho ruido, quitándose las zapatillas y un par de prendas para estar cómodo, quedando en remera y calzoncillos.                 

Se metió en la cama sin más, acomodandose un poco antes de voltear a ver el tranquilo rostro de Haechan, con su sonrisa ya preparada.                  

Parpadeó varias veces y su sonrisa flanqueó al ver la oscura mancha que crecía de a poco sobre la almohada, siguiendo su rastro hasta dar con la nariz de botón de su novio.                  

— ¿Haechan? — lo llamó, el chico parecía totalmente dormido.                  

Se acomodó en la cama, acercó sus dedos hacia debajo de la nariz del castaño, sintiendo la sangre pegarse a sus dedos.                     

Su corazón se aceleró demasiado.                 

— Haechan, Haechan... — lo llamó, el chico no parecía reaccionar a su voz, por más que su tono había sido bastante alto, sus manos fueron hacia las mejillas del castaño, soltó un respingo al sentirlas frías—. Haechan, Haechanie, amor— la llamó de nuevo, cada vez más alto, moviendo su rostro.                

La tranquila expresión de Haechan no cambió ni un milímetro, demostrando que en verdad, no había sentido nada.              

Su corazón desbocó, sintió su alma caer.              

Comenzó a lanzar insultos, salió de la cama con las manos temblorosas, tomó torpemente sus pantalones y comenzó a colocarselos mientras salía de golpe hacia el pasillo, totalmente desesperado.

LOUD «𝐌𝐚𝐫𝐤𝐇𝐲𝐮𝐜𝐤»²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora