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Al tercer día sin medicamentos, Haechan levantó fiebre.

Mark fue el primero al que acudió.

Permaneció en cama todo el día, con su novio colocando trapos fríos sobre su frente cada cinco minutos.

La señora Lee había llamado a su médico en cuanto Mark le informó de la fiebre de su hijo, y él había recomendado no darle ningún medicamento muy fuerte, así que apenas había logrado tapar un poco el dolor con una pequeña pastilla con supuesto sabor a frutilla que no le había gustado (principalmente porque no sabía para nada a frutilla).

- Prueba dormir un rato, cariño- dijo Mark, sentado a su lado en el borde de la cama.

Haechan negó.

- Quiero es-tar des-pierto- murmuró.

- Tendrás tiempo para estar despierto luego- dijo el pelirrojo-. Pero dormir no te hará sentir dolor, Hae, no me gusta verte así.

- Y si no tengo ti-empo- dijo el castaño.

Mark se quedó en silencio unos cuantos segundos.

- ¿Qué?

- Y si y-ya no me queda m-más ti-empo, Mark- su voz se rompió un poco por el llanto que estaba aguantando.

Mark negó.

- No digas esas cosas, Haechan- dijo, su tono salió más duro del que quiso-. Tienes tiempo, te queda tiempo, te queda mucha vida por delante... Sólo no pienses en esas cosas.

Haechan se mordió el labio, guardando todas sus palabras.

Mark se inclinó sobre él para besar la punta de su nariz de botón y luego sus labios, de forma suave.

Al separarse Haechan permaneció con los ojos cerrados, Mark llevó su mano hacia su mejilla, acariciando con suavidad y sonriendo por lo suave y esponjosa que era.

- ¿Quieres que me quedé a tú lado hasta que te duermas?

Haechan sonrió levemente.

- Quiero que te que-des a mí lado- murmuró el castaño, abrió sus ojos, mirando los gatunos de Mark, a apenas centímetros de distancia-. No ten-go sueño.

Mark asintió.

- Bien- dijo-. Será lo que mí bebé deseé.

LOUD «𝐌𝐚𝐫𝐤𝐇𝐲𝐮𝐜𝐤»²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora