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Al cuarto día sin medicamentos, ya con fiebre y dolor de cabeza, a Haechan lo internaron en hospital.

A su llegada lo primero que hizo fue otra de las tomografías.

-Una enfermera te espera afuera con la ropa de hospital, Haechan- le anunció el doctor, su voz surgía de un pequeño parlante en un rincón de la sala-. Mark estará allí también, tranquilo.

Suspiró, dejando salir el aire que sin darse cuenta estaba reteniendo.

La sala de tomografías daba a una pequeña habitación antes de salir al pasillo, y tal como le había dicho, una mujer de uniforme y su sonriente novio lo esperaban.

Él seguía con la bata que le daban para la tomografía y la enfermera le alcanzó una bolsa de plástico con ropa de paciente, se marchó sin más.

Haechan vió con cierta inquietud la ropa en la bolsa.

- ¿Te ayudo? - ofreció Mark, acercándose a él, apoyando sus manos sobre las de Haechan, quien aún sostenía la bolsa.

El castaño negó.

- Sé como ves-tirme- dijo.

- Ya lo sé- dijo, su tono era algo pícaro, pero su sonrisa era más melancólica.

Haechan rió bajo, sintió los labios de Mark sobre su mejilla.

- Te noto preocupado, bebé- dijo el pelirrojo-. Tranquilo, estoy a tu lado.

El castaño asintió ligeramente.

- Da-te la vu-elta- pidió.

- Haechanie, ya te he visto desnudo- dijo Mark, con una ligera risa, pero Haechan lo miró con el ceño fruncido, obedeció.

Escuchó el sonido de la ropa moverse mientras se cambiaba y finalmente, Haechan tocó su hombro para que se girara.

Mark vió el conjunto blanco del chico y no pudo evitar sentirse un poco mal.

Extendió su mano hacia él, Haechan la tomó en seguida y ambos salieron al pasillo, donde la señora Lee abrazó a su hijo y besó su frente, felicitándolo por ser tan valiente.

- El doctor dijo que ya programó la cirugía- dijo, su tono era suave-. El tumor ya es operable, en dos días no tendrás que preocuparte por nada.

Haechan sonrió por obligación, no quería saber nada de aquello.

La idea de una cirugía lo inquietaba, tenía un amargo mal presentimiento.

Una enfermera se acercó a ellos, cargando unos papeles y guiándonos con una sonrisa amable hacia la habitación donde se quedaría.

Haechan no quería ser encerrado entre esas cuatro paredes blancas, sentía que en algún momento se volvería loco de tanto blanco.

Se molestó cuando no lo dejaron salir, pero se calmó un poco cuando Mark dijo que se quedaría todo el tiempo con él, y se acomodaron ambos en la camilla.

Se relajó con el olor y las caricias de Mark, con la mejilla apoyada sobre el pecho del pelirrojo podía escuchar sus tranquilos latidos.

Se durmió sin darse cuenta.

LOUD «𝐌𝐚𝐫𝐤𝐇𝐲𝐮𝐜𝐤»²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora