Lucia.
Hoy comienzan las clases en la universidad, es mi ultimo año y por culpa de papá tuvimos que venir a vivir a Seattle por ende dejar mi vida en Londres. Según papá dice que es por trabajo, no soy pobre pero tampoco es como si me pudriera en dinero, se podría decir que estoy en medio de ello, cómoda, no se que sucederá hoy en mi primer día, estoy de nervios y no se porque ya que nunca fuí así.
— Cariño, ¿ya estas lista?— pregunta mamá asomándose por la puerta de mi habitación.
— Si mamá, en un momento bajo.— le digo mientras me arreglo mi cabello.
Voy vestida con unas pantis negras, vestido blanco y negro junto con una casaca y zapatos negros a juego, dejo mi cabello suelto que cae en ondas y tomo mi bolso donde van mis cosas. Me veo una vez más en el espejo, me sonrío y bajo a la cocina donde están mis padres en una sesión de besos, ruedo los ojos y avanzo.
— Buenos días.— digo y mamá se separa ruborizada mientras papá tiene una sonrisa radiante.
— Buenos días cielo.— dice papá y nos sentamos a desayunar.
Cuando terminamos de desayunar subo a mi habitación a lavarme los dientes y vuelvo a bajar nos despedimos de mamá y vamos camino a la universidad.
— Da lo mejor de ti cariño, recuerda que es tu último año.— dice papá sin dejar de ver al frente.
— Lo sé papá, no tienes ni que decirlo, la economía es mi vida y daré lo mejor este año para graduarme con honores.— digo sonriendo y el me mira con una sonrisa orgullosa.
— ¡Esa es mi hija!— dice y yo río.
Después de eso nadie dice nada hasta que llegamos a la universidad.
— Vengo por ti cariño.— dice papá.
— Claro.— sonrío mientras me desabrocho el cinturón.— Te estaré esperando.— le doy un beso en la mejilla y salgo.— Adiós.— digo desde afuera y observo como avanza el auto hasta desaparecer.
Empiezo a caminar hacia la universidad con la vista de todos en mi cuerpo, ruedo los ojos, ¡Hombres! Dice mi subconsciente y tiene razón. Llego a la dirección cuando toca el timbre. Al entrar, está una secretaria con su ropa que no le tapa nada, un rojo fuerte y dos botones de su camisa abierta...Puta habla mi subconsciente y asiento para mis adentros.
— Buenos días.— digo con postura recta. Ella me mira de pies a cabeza descaradamente y yo alzo una ceja.
— Buenos días, ¿que desea?— dice viendo su pantalla.
— Quiero mi horario.— digo con voz fría, ya me cansó, es de hecho que la odiaré.
— ¿Su nombre?— dice mirándome a los ojos intentando intimidarme ¡Estúpida! Jamás lo lograras.
— Lucía Mc'Carty.— digo con una sonrisa falsa.
— Tenga.— dice y me la entrega sin mirarme.
— ¿Gracias?— pregunto y me mira.— No lo creo.— niego y salgo con una sonrisa. Miro mi horario y me toca matemática. Voy al segundo piso y toco en el primer salón, el profesor con su mano me indica que pase, yo lo hago y otra vez la mirada de los hombres en mi cuerpo ¡Ugh! Como odio eso.
— Bueno alumnos ella es su nueva compañera de clase.— siento una mirada pesada en mi y levanto la vista encontrándome con unos ojos azules profundos, por un momento me quedo sosteniendo su mirada pero cuando sonríe la aparto y la convierto en una fría.— Ella es Lucía Mc'Carty.— asiento en forma de saludo.— Tome asiento por favor.— busco con la mirada un asiento y el único es al lado del chico que me miraba antes, ante su sonrisa burlona ruedo los ojos y avanzo a su sitio. Me siento e ignoro su mirada en mi.
