Lucia.
Y aqui estoy yo. En medio de dos tontos que no dejan de matarse con la mirada.
— Haber si me prestan atención.— dije tratando de captar la atención de ambos pero una vez más fracase.
— ¿Sabes? No se cual es tu problema conmigo si ni siquiera me conoces.— hablo Alexis.
— Con sólo ser tú ya eres mi problema.— dijo Ted molesto.
— No entiendo porque.— dice Alex.
Ruedo los ojos, me paro y voy a la cocina en busca de mi única solución. Una sartén. Camino sigilosamente a ellos ya que no me ven porque están de espaldas y suficiente ocupados en su acalorada discusión.
— Deberías irte, nadie te quiere aqui.— y eso fue lo último que dijo Ted porque le golpee en la cabeza haciendo que cayera inconsciente y sin dar reacción a Alexis hice lo mismo. Sonrío satisfecha al verlos dormiditos, indefensos.
— Si no quieren callarse a la buena, lo harán a la mala...
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— ¿Entendieron?— les pregunto y ellos asienten mientras yo sonrío.
Les contaré lo que hice para que entiendan mejor. A los dos los senté en una silla cada uno envolviendo sus cuerpos con sogas lo suficiente fuerte como para no soltarse y cinta adhesiva en la boca para que no hablen, después de eso fuí a la cocina por agua helada y se las eché encima obteniendo una reacción inmediata, miraban al rededor asustados hasta que encontraron mis ojos.
— Así están mejor.— les sonreí y procedí a explicarles el proyecto.
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— Ahora, si alguna vez por alguna razón otro profesor nos reúne los tres juntos, ustedes no se sentarán a un metro de distancia, si no uno en cada esquina de la habitación ¿de acuerdo?— ellos asintieron y yo sonreí satisfecha siendo fulminada por ambos.— ¿Si los suelto seguirán insultándose?— ellos se miraron y luego negaron.— Bien.— me acerqué a Alexis y le saque la cinta al igual que Ted, se miraban pero no decían nada.— Aprendieron la lección.- dije emocionada.— Se nota que puedo ser profesora como segunda profesión.— dije y me quede en silencio pensando, niños gritando, exámenes, cuadernos que revisar.— Olvidenlo no soy para eso.— sonreí y les quite las sogas del cuerpo. Cuando los solté empezaron a hacer estiramiento.— Ahora, fuera de mi casa.— dije y me miraron con una ceja alzada.— ¿Que?, una habitación, ustedes dos y yo sola, no es buena combinación.— negué caminando a la puerta.— Adiós.— dije una vez abrí la puerta.
— Adiós pequeña Lucia.— dijo burlón Alexis y salio corriendo de la casa. ¡Ugh! Como odio que me diga pequeña y él lo sabe.
— Nos vemos mañana.— dijo Ted cerca de mi oído haciendo que mi piel se erize por completo, alcé la vista para mirarlo y sostuve su mirada, él la bajó a mis labios y la volvió a subir a mis ojos, me sonrió radiante y salió de la casa dejandome parada con la respiración contenida.
Ese chico sí que sabia como dejar a las chicas sin respiración y lamentablemente yo era una de ellas.
Theodore.
Después de salir de la casa de Lucía me dirigí a la casa de mis padres, no he ido muy seguido para allá y hoy me quedaré a cenar con ellos, cuando llegué a la sala la primera que saltó sobre mí fue Phoebe.
— ¡Teddy viniste!— río y la abrazo mas fuerte, como amo a mi pequeña hermana.
— Si.— vuelvo a reír.— Me quedaré para la cena.— le doy un beso en la frente y nos sentamos.— ¿Y donde están nuestros padres?— le pregunto.
—Papá ya debe de estar en camino de Grey House y mamá fue a la editorial por unas cosas así que estará aqui en un rato también.— sonríe y yo le devuelvo la sonrisa.
— Ya llegué.— dice papá desde el living y Phoebe y yo nos paramos al verlo entrar a la sala.— ¿Ted?— dice confundido.
— Hola papá.— lo saludo.
— ¿Que te trae por acá?— me pregunta.
— Vine de visita, espero no te moleste.— le digo.
— Claro que no hijo, ésta es tu casa y eres bienvenido.— dice sonriendo.— ¿Y Ana?— pregunta.
— Fue a la editorial, ya a de estar por...— Phoebe es interrumpida por la puerta de entrada.
— ¡Ya estoy aqui!— dice mamá entrando a la sala.— ¡Teddy! Que sorpresa.— dice mamá y me abraza.
— Hola mamá.— beso su mejilla y le sonrío.— ¿Hubo algún problema?— le pregunto.
— Oh no cariño, solo unas notas.— sonríe y le da un corto beso a papá.— Vamos a cenar.— dice y se va a la cocina.
Nosotros nos vamos a la mesa y nos sentamos cada uno en sus respectivos lugares, cuando sale Gail me sonríe.
— Que bueno verte por aqui Ted.— dice terminando de servir.
— Hola Gail, si gracias.— le sonrío y ella regresa a la cocina.
Todos nos proponemos a comer, la verdad es que Gail cocina muy rico todo, ha hecho, espárragos saltados con carne asada junto con un buen vino blanco y todo esta exquisito.
— ¿Como has estado, cariño?— pregunta mamá.
— Bien.— suspiro.— Hoy tenía un trabajo grupal con dos compañeros y saliendo de la casa de Lucia vine para acá.— sonrío al recordar lo que hizo ella y niego divertido a la vez que le doy un sorbo a mi copa, me volteo a ver a mi familia y todos me ven con una ceja alzada.— ¿Que?— pregunto y Phoebe ríe.
— ¡Quiero conocer a la que te tiene como tonto!— dice y mamá ríe con ella.
— ¿Tonto?— pregunto.
-— Si nada más tienes que verte para saber como te tiene.— dice Phoebe y me guiña un ojo por lo que río.
— Es solo una compañera de clases, nada del otro mundo.— digo tratando de quitarle importancia.
— ¡Igual la quiero conocer!— dice eufórica y ruedo los ojos, será una noche larga.