Theodore.
Tras pasar toda la tarde en casa de mis padres y planear todo lo del fin de semana nos dirigimos al departamento, tengo que pensar muy bien las palabras que tengo que decir, no la quiero perder, en el poco tiempo que la conozco se ha metido muy al fondo de mi corazón, se ha convertido en una parte de mi, de mi vida. Cada uno va metido en sus pensamientos en un silencio pero no incómodo. Siento una mano sobre la mía en el volante, la volteo a ver y me sonríe. Vuelvo la mirada al volante y no me había dado cuenta que lo apretaba a tal extremo que mis nudillos se volvieran blancos.
- ¿Que sucede?- me pregunta acariciando mi mano suavemente.- Desde ese mensaje que te llegó no estás tranquilo.
- Solo tengo que decirte algo y tengo miedo que te alejes de mi asustada.- le digo y funce el ceño.
- Nada hará que me aleje de ti.- me dice y en cierta forma sus palabras me tranquilizan.
- Eso lo sabremos después de conversar.- le digo en un susurro asustado.
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Son las siete, falta poco para que Elena llegue, tengo que decirle la verdad a Lucia, es ahora o nunca.
- ¿Y bien?- me pregunta una vez se sienta en el sofá del mueble.
- Tengo algo que decirte.- me siento a su lado y tomo sus manos.- Yo...yo conocí a una señora años atrás, quería conocer un mundo diferente al que conocíamos, estaba arto del sexo convencional y ella me dijo que podía ayudarme y enseñarme otro mundo por así decirlo.- paro un segundo y luego continuo.- El mundo de Dominante era una forma de implicar poder, controlar, me dijo que mi padre es quien es ahora por ella y por eso accedí quise ser el orgullo de papá, por eso caí, que mamá se sienta orgulloso de mi, por eso me metí con ella, es un mundo que ahora llevo, Elena vendrá en una hora y quería decirte esto porque no quiero secretos entre nosotros, pero después de esta plática quiero desaparecer el cuarto de juegos que hay aqui.- miro a Lucia que solo me mira me mira...y me mira.
- Quiero que me enseñes.- dice y la miro confundido.
- ¿Que?- le pregunto.
- Enséñame tu cuarto de juegos.- me dice.
- Lucia no creo...- me interrumpe.
- Vamos Ted, te entiendo, estabas aburrido nada mas.- sonríe y le tiendo la mano.
- Bien.- digo y ella toma mi mano.- Conocerás mi cuarto de juegos.- le digo y empiezo a caminar escaleras arriba después de coger la llave.
Cuando llegamos a la puerta meto la llave en la cerradura y la giro, cuando escucho el "clic" la dejo pasar a ella primera, entra y mira todo, lo toca, observa, coge un antifaz y voltea a verme.
- ¿Jugamos...amo?- sonríe con el antifaz en la mano. Yo abro los ojos como plato al escucharla. ¿A caso dijo amo?
- ¿Que dijiste?- digo incrédulo.
- Si Ted, yo también he pertenecido a este mundo pero hace tiempo que lo dejé.- suspira y camina a mi.- Tranquilo, me alegra que confies a mi.- pone sus manos en mi cuello y yo automáticamente cierro mis manos en su cintura aferrándome a ella.- En estos momentos mis sentimientos crecen más y más hacia ti.- se acerca y me besa, yo le sigo el beso, lo necesito, la necesito, sus manos como siempre saben que hacer y se unden en mi cabello, ¡Dios! Como amo que haga eso, es tan relajante y mas si vienen de sus suaves manos, nuestros labios se mueven sincronizados y yo empiezo a caminar en dirección a la cama hasta caer conmigo encima de ella. Bajo mis besos a su cuello con sus manos aun en mi cabello.
- Te necesito.- le susurro entre besos y ella gime jalando de mi cabello. Vuelvo a subir hasta sus labios donde nos besamos casi devorandonos, meto mis manos bajo su vestido hasta la pretina de sus bragas, cuando iba a meter mi mano suena el pitido del ascensor.