Capítulo 31

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Ted.

Estoy feliz. Mas que feliz. No encuentro palabras para describir lo maravillado que estoy porque Lucia lleve dentro un pedacito de nosotros. La sonrisa que llevo ahora me parte la cara. ¡Tendremos un bebé! Desde hace tiempo se lo pedí pero ella dijo que mas adelante y ahora aqui estamos saliendo de la clínica con la ecografía en las manos.

- Me gustaría ir a la oficina.- dice Lucía.

Frunzo el ceño al escucharla no debería de pensar en trabajar a estas alturas.

- Lucia...- le advierto.- Ya no vas a trabajar.- le digo y para de caminar.

La miro y tiene la boca abierta.

- Ted. Quiero trabajar.- dice molesta. Lo dicen sus ojos.

- No.- digo y la miro serio. No voy a dejar que trabaje. Ella no dice mas del tema pero se que tendré una discusión en la noche. Se suelta de mi mano y empieza a caminar sin mirar a los dos lados.

- ¡Lucia!- grito y la jalo al momento que un auto pasa a toda velocidad. Ella me mira asustada.- ¡¿En que estabas pensando?!- grito y la tomo fuerte del brazo sin hacer caso a su mueca de dolor.- ¡¿Es que no tienes consideración?! ¡Te recuerdo que ya no eres solo tú!- grito.- ¡Mierda!- murmuro y la suelto.

Ella se abraza y se que es porque me tiene miedo. Nunca me había visto así. ¿Pero que esperaba? No le voy a aplaudir. ¡Puso la vida de ellos en peligro! Me acerco y ella retrocede por inercia.

- Lo siento.- susurra con sus ojos llenos de lágrimas.

- Vamos.- digo en un tono brusco que no esperaba.

Ella asiente y camina al auto sin dejar de abrazarse yo voy detrás de ella tratando de calmarme. Solo la miro sin decir nada.

[...]

Cuando estamos en el ascensor recibo una llamada de papá.

- Hola papá.- digo sin dejar de mirar a Lucia. Ella mira a todas partes menos a mi.

- Hola Ted. Llamaba para decirte que la seguridad estará ahí en 15 minutos.- dice.

Es cierto, no lo había recordado. Es lo mejor así estaré seguro que Lucia no saldrá de aqui.

- Esta bien papá.- digo y suspiro.

- ¿Estas bien?

- Si.

- Bien. Adiós.- dice y cuelga.

- Ted...- dice Lucía y la miro.

- No digas nada.- digo y la atraigo a mis brazos abrazándola fuertemente. Aspiro su aroma, solo eso me tranquiliza.- El que lo siente soy yo. No debí hablarte así.- murmuro y alzo su barbilla con mis dedos y la beso. Sus labios son mas suaves y se que es porque ha estado llorando, la aprieto mas a mi cuerpo y cuando el beso se hace mas profundo las puertas se abren en el vestíbulo. Tomo su mano y caminamos rápidamente a través del salón hasta el dormitorio donde cierro la puerta. Le quito el vestido y vuelvo a besarla, repartiendo besos desde su oreja hasta su cuello. La vuelvo a besar y ella empieza a desabrochar los botones a tal punto que rompe la camisa de un tirón. Sonrio sobre sus labios y ella me mira a través de sus pestañas con sus ojos dilatados.

- Salvaje.- susurro en su oído y le doy un apretón a su nalga. Teniendo por respuesta un gemido de su parte.

Su mano desciende por mi abdomen hasta mi miembro. Lo acaricia por encima de la tela, y de pronto un apretón. Que me hace gruñir. No aguanto mas. La tiro sobre la cama, me bajo el pantalón y me tiro sobre ella teniendo cuidado. Me quito el bóxer y le sonrio, le quito las bragas y entro en ella. ¡Que bien se siente!

Los secretos de la familia Grey Donde viven las historias. Descúbrelo ahora