Lucia.
- ¿Hola?- es un numero desconocido.
- Hola tú de nuevo hermosa.- me tenso al escuchar su voz.
- ¿Que quieres?- pregunto.
- Directa. Eso me gusta.- siento su sonrisa.
- Por favor, no le haga daño a mi hija.- le susurro solloza.
- Nada le pasará si haces todo lo que te digo.
- ¿Que cosa?
- Llegaran por Liz. No lo dudes ni un segundo.- me tenso. No...eso no.- Pero si me haces caso. Puedo ayudarte.
- No se la lleven.
- Sera imposible eso. Si todo sale como lo planeo. Tu tendrás s tu hija nuevamente y yo me iré. Pero no me seguirán o regresare y matare a tu hija.- empiezo a llorar.
- No, no. Dime que tengo que hacer.
- Bien dicho, hermosa.
[...]
- ¿Que pasa?- pregunta Ana.
- Nada.- digo. Agarro a mi hija y sin decir nada subo a la habitación.
¿Y si me esta engañanando? Abrigo con mis brazos a Liz, no quiero que le pase nada. Tengo que hacer todo lo que él dice. Dejar que se lleven a mi hija. Me recuesto en la cama con ella, pero Liz se sienta sola y empieza a jugar con los juguetes que hay en la cama.
- No quiero que te lleven.- una lágrima rueda por mi mejilla mirando a mi hija, esta muy concentrada.- Te amo. Me muero si me faltaras.- acaricio sus piernas. Están frías, no deberían haberle puesto vestido.
Me levanto y de su maletín saco un pantalón polar junto a su polo en conjunto.
- Ven cariño.- jalo sus pies y ella cae en la cama, reviso su pañal mojado y la cambio. Una vez listo saco su vestido y pongo la otra ropa. Beso su cuello y sonrío.- Estas hermosa.
Sonríe con el juguete en la mano y lo mete a su boca.
- A esperar a tu papá.- digo recostandome a su lado.
Ted.
Después de terminar el desayuno me dirijo al despacho de papá.
- Ya estoy aquí.- papá asiente y esperamos un momento. Tocan la puerta y aparece Frank.
- Buenos días, señores Grey.- asentimos y hago que se siente a mi costado.- ¿Para que me necesitan?
- Frank, dime ¿tiene trabajo de todos los días?- le pregunto.
- No, señor. Solo cuando se me llama.- dice en un leve murmuro.
- ¿Te gustaría trabajar para mi?- pregunto directo.