17. 𝓢𝚘𝚝𝚝𝚘 𝓥𝚘𝚌𝚎 𝚒𝚗 𝓢𝚝𝚊𝚌𝚌𝚊𝚝𝚘

100 8 9
                                    

【𝙱𝚛𝚒𝚕𝚎𝚢】

En el momento que abro los ojos, espero encontrarme a Theo al otro lado, posiblemente cayéndole la baba sobre mi colcha o con una postura rígida. Quizás con mala cara. Pero lo cierto es que termino encontrándome un hueco vacío y arrugado que me desconcierta, pese a mi estado aún medio atontado. ¿No hay gritos? ¿Drama? ¿Preguntas de mal gusto?

Nada.

Literalmente se habrá despertado, mirado mal como hace siempre y largado a su habitación para seguramente volverse a dormir.

Lo primero hago es ducharme todo lo rápido que puedo para despertarme, me seco, visto con lo primero que pillo al ser fin de semana todavía y cuando salgo el olor del café alcanza mi nariz como si fuera una señal de que la gente en este lugar siempre se levanta temprano incluso los domingos. Curiosamente no están las personas que suelo ver entre semana, yendo y viniendo, entrando y saliendo por la puerta principal... pero cuando llego a las escaleras mi Theo-radar explota justo cuando él entra con la ropa de deporte. Sudado. Mirándome fijamente como si fuera un halcón esperando el momento adecuado para meterme la zarpa en el cuello y lanzarme lejos.

─Eres el hombre más feo de toda la casa, o quizás en el que he estado tan de cerca sin pertenecer a mi trabajo ─me suelta de repente, calmado, y mi ceño se frunce de repente porque no entiendo a qué viene ese comentario tan gratuito y malicioso─. Feo. ─repite, largándose hacia el salón para soltar un par de carcajadas que se escuchan incluso cuando Numbus le dice que se calle, le duele la cabeza y tiene resaca.

Imbécil.

La gente como él hace que, las personas como yo, se terminen moldeando cuando hacen ese tipo de cosas durante la niñez. Supongo que me las he arreglado para crecer y ganar confianza sin él en mi vida de estos largos años. En realidad, no estoy seguro en absoluto de si debería devolverle la bofetada gratuita, dejándole claro qué él no tiene una vida perfecta y no es tan impresionante como me gritó anoche drogado y borracho en el coche. 

"Mira qué genial es mi vida ahora. Soy famoso. Soy sexy. Soy deseado. Tienes que darme las gracias de que eres mi novio falso aunque me caigas fatal". Eso es lo que grita su presencia cada vez que hace este tipo de actitudes. Es esa clase de persona con la que NO quieres encontrarte al principio, pero cuando creces y tu vida cambia te dan ganas de enseñarle lo bien que has crecido y lo mejor que has estado sin él en tu vida.

¿Será quizás que le jode mi cambio, de gordo a delgado? Supongo que es estúpido pensar en ello, pero cada vez que Theo se comporta de ese modo, me dan ganas de restregarle en la cara ─con una sonrisa, por supuesto─, que ya no soy ese niño gordo y tímido que no sabía hacer nada con la gente más allá de hablarle de música y ver musicales en la televisión del salón. Soy adulto. Soy un adulto atractivo, con un amor insano por las artes, y no quiero permitir que un tipejo como él se crea el único con confianza.

A diferencia de mí, Theo a duras penas ha cambiado más allá de ese cuerpo plasmado de músculos y una sonrisa arrogante. Sin embargo, su voz es pobre. Aunque suena bonita en cuanto a musicalidad, cada vez que abre la boca... no expresa NADA. Es vacío. Es gris. No tiene esa clase de voz que hace que tu mundo empiece a moverse y el mundo voltee a mirarte.

Bajo las escaleras y entro en el salón, encontrándomelo al otro lado de la larga mesa mientras come su desayuno de siempre: Equilibrado, evitando todo aquello que dañe su garganta.

Me gustaría decir que nunca he pensado en él, en ese niño, cuando me mudé. Pero mentiría. Aun que llevemos unos días conviviendo bajo el mismo techo, a veces me pregunto si él es real y no algún problema desconocido de psicosis o una alucinación demasiado realista para poder engañarme. Pero es real, al menos ahora. Su aspecto es desaliñado, aunque hermoso, pero esa cara de cabrón no se la quitará nadie.

𝕭𝚛𝚘𝚔𝚎𝚗 𝕮𝚑𝚘𝚛𝚍 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora