36. 𝕰𝚕 𝓢𝚘𝚗𝚒𝚍𝚘 𝚚𝚞𝚎 𝓐𝚗𝚞𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚞𝚗 𝕸𝚎𝚗𝚜𝚊𝚓𝚎

97 10 9
                                    

【𝙱𝚛𝚒𝚕𝚎𝚢】

Abril inició bien, supongo. Theo estaba muy contento por cumplir una de sus metas personales, en las que hice de tripas corazón y permití que él llevara la voz cantante en la ducha; el problema para él es que no lo tendrá fácil conmigo. Es una línea que todavía no estoy muy seguro de cruzar más de seguido, pero creo que este primer paso es una bonita forma de decir que podré salir de ese pozo.

Salgo de la ducha para iniciar el día con buen pie, y mi mirada se centra en Theo exhausto sobre mi cama al desnudo. Le dolieron tanto las piernas por las posiciones que tuve que limpiarle con toallitas húmedas en lo que descansaba un poco. 

Theo Sonner es mi novio. Todavía no me lo creo del todo.

Años atrás fue el bully que me trató como una porquería, después anduvo con ese aire engreído para marcar una gran distancia entre ambos... pero el destino, la casualidad, lo que fuera nos guio hasta terminar en esto. Un intento raro de pareja falsa que, de algún modo, nos fue acercando pese a las dudas e intentos extraños. 

Supongo que esto tendría que pasar. 

Theo ha demostrado, pese a ser un tanto grosero, que realmente quiere estar conmigo y me defenderá cuando yo no tenga fuerzas para hacerlo. Hasta ha sido capaz de exponerse al mundo, y mi familia, para recordarles que está dispuesto a ello y no permitirá que nada ni nadie me haga sentir desdichado. Todo después de conocer mi historia, y yo conocer parte de la suya.

Es cierto que tenemos choques en ideas o perspectivas, aunque de alguna manera que ambos ingeniamos a nuestros adentros, terminamos cediendo para que los enfados y la incomodidad mengue. 

¿Me arrepiento? No. 

¿Lo volvería a intentar en otra vida? Quizás. Hay mucho en lo que trabajar, descubrir, arriesgar, sufrir... Aunque, claro, yo seguiría siendo el mismo que he sido desde que me independicé. 

Theo expresa un gruñido grave y ronco, estirando su brazo para descubrir que no estoy en la cama, por lo que se gira y me encuentra apoyado en el borde de la puerta del baño. Su ceño negro se frunce de inmediato, y pone morritos. 

Pongo los ojos en blanco, avanzando hasta la cama, y cuando llego hasta su lado me inclino para colocar la mano en su mandíbula cuadrada para depositar un beso en los labios de este chico mandón y gruñón. Un beso suave que yo inicio, y que él con cierta tosquedad aferra a una mordida para así tirar de mí y así caer encima. Ahí es donde me atrapa con sus piernas, los brazos rodean parte de mis hombros; hasta que abre la boca y ahí entro yo para dominarlo en el beso que le hace sentir tan feliz como ningún otro hombre en la Tierra.

─Mi perro ─gruñe con una sonrisa orgullosa.

─Guau ─me atrevo a bromear, dándole en lengüetazo en la cara que consigue apartarme los brazos.

─¡Dios, no hagas eso! ─ríe levemente.

Me niego rotundamente. 

Le paso la lengua por la otra mejilla, y antes de que se atreva a quitarme de encima, lo tomo de las muñecas hasta la altura de su cabeza y lo vuelvo a besar con bastante ganas. Siento que la tensión de sus brazos se afloja, y sus piernas se aprietan más contra mi cuerpo para presionarme contra la entrepierna que se le está volviendo a endurecer perezosamente después de haber estado casi treinta minutos en el baño.

─Relaja esa polla, porque no entrará hasta que el espíritu del gospel invada mi cuerpo y me den ganas de cabalgarte hasta que me cantes "Partition" de Beyoncé.

Suelta una estruendosa risotada por mi estupidez, y yo le acompaño en la risa. 

─Pero no me sueltas, ¿eh?

𝕭𝚛𝚘𝚔𝚎𝚗 𝕮𝚑𝚘𝚛𝚍 [También en Inkitt]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora