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-Date prisa, mocosa!- Gritó la mujer de mediana edad, vestida con ropas elegantes

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-Date prisa, mocosa!- Gritó la mujer de mediana edad, vestida con ropas elegantes.

Aime, pudo conseguir un trabajo apenas salió a preguntar en los locales.

En su mayoría, la gente le negaba sutilmente, mencionando que ya tenían el personal suficiente; estaba claro que, por más que ella fuese amable trabajadora, la gente seguiría viéndola de mala forma.

En la actualidad, Aime cargaba grandes y pesadas cajas de comida, bueno, no solo de eso, aquel sitio era un hotel, para gente importante, o turistas. Su trabajo, era transportar los productos al sótano, dónde se almacenaba y colocaban en dichos sitios, en caso de que faltase.

-Todo tiene que estar listo para antes de las ocho, ¿Entendido? Siéntete afortunada de que yo, una mujer con valores, meta a una asesina aquí.- La castaña asintio, más no contesto nada.

La mujer se fue, dejando a la oji verde sola.

Algunos mechones de su cabello, caían sobre su rostro, sabía que aquello era violencia laboral, pero, el dinero lo necesitaba, y era el único establecimiento que daba buen salario. Era cuestión de aguantar, y no hacer nada que ofendiese a Mai, la mujer de "alto" estatus.

Dejando todo en perfecto estado, salió rápidamente, para abrir el local, no estaba sola, habían dos trabajadores más con ella, dos bastardos arrogantes y propensos a querer tocar de más a las mujeres, y ella, era una víctima de ellos.

-Que bonito te queda el Kimono, Aime-Chan.- La vio de arriba a abajo, Kyosuke se excitaba con ver piel, no importaba dónde mirase, su retorcida mente le hacía imaginar perversiones.

Por otro lado, el otro sabandija buscaba tocarla disimuladamente, las nalgas, o los senos, con abrazos muy pegados.

-Mai-Sama me lo dió, mi anterior kimono no era apropiado para trabajar.- Ellos siempre estarían gustosos de oír su tranquila, y suave voz.

-Oh, ella siempre hace lo mejor por nosotros, y más por sus sirvientas.- Aquello último logro ofender la muchacha, quien lo disimulo.

Muchas lo hacían, pero, ¿Quejarse? Mai era conocida por dar gritos y humillar horriblemente al personal, no se imaginaba que podría pasar, si la gente de por si la veía como una asesina, ¿Que más podrían ver en ella?

Salió de sus pensamientos al ver a Mai acercarse a los tres. Hicieron una reverencia y ella los miro, analizando sus rasgos.

-Para ser lo que eres, dejaste el sótano en perfectas condiciones, supongo que podrás quedarte más tiempo aquí.- Soltó la mujer, Aime hizo una reverencia.

-Gracias, Mai-Sama.- Aquello alimento el ego de la mujer.

Ante una sonrisa de lado, demostrando arrogancia, los otros dos muchachos, se miraron, cada día los enamoraba más ante cada cosa que ella hiciese.

ʟɪᴠɪɴɢ ᴡɪᴛʜ ᴛʜᴇ ᴅᴇᴠɪʟ《 Kokushibo 》©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora